Los cuatro implacables (1965)

Entretenidillo spaguetti western, que es, como muchas veces digo, bastante mejor que muchos de sus congéneres y peor que algunos otros.
Pero al menos es serio, quiero decir que no tiene apenas humor, salvo en la simpática (si quitamos su finalización) partida de póker, entre el protagonista y un socarrón ganadero, muy bien interpretado por el siempre excelente Roberto Camardiel.
La historia se sigue bien, es sencilla, aunque tenga elementos, situaciones, muy poco verosímiles, y es que el guión está escrito a ocho manos y así, metiendo cada uno lo suyo, pues falta una mayor coherencia.
Pero se deja ver y resulta más o menos amena, si no se le exige demasiado.Protagoniza Adam West, el Batman televisivo, que no cambia de cara en toda la peli, le pase lo que le pase (casi siempre nada bueno).

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Por lo menos tres de los cuatro miembros de la cuadrilla de Alan (Undari) son fácilmente placables. Otra cosa es el jefe.
Mitad cazarrecompensas, "Buitres que viven de los muertos", mitad vulgares asesinos que le cuelgan el mochuelo de sus robos al marshal Garret (West), Sam, nada que ver con Patt el de Billy el Niño.
Western mediterráneo que por lo menos se toma las cosas en serio. Argumento interesante, guion un tanto irregular y realización correcta con alguna que otra sorpresa.
Personajes planos, ritmo irregular y escasa tensión dramática excepto escenas como el juicio y ahorcamiento. Salen unas cuantas señoras pero en plan decorativo. Nada más.
Música sesentera con mucha guitarra eléctrica.
Regular, se puede ver.