Los riesgos del amor (1964)

Claude Lelouch no forma parte del grupo de cineastas franceses de la “nouvelle vague”. Él no venía de la revista Cahiers du cinéma ni tenía contacto con los Truffaut, Godard, Rohmer y compañía. De hecho, el propio Lelouch siempre se ha declarado contrario a los planteamientos detractores de la « nouvelle vague », además de considerar que los jóvenes cineastas emergieron gracias a una « revolución de operadores » y no a una « revolución artística », como a él le ha molestado siempre que se vendiese.
Sin embargo, su primera película, al margen de que fuera severamente criticada por la revista Cahiers du cinéma, pienso que tiene una influencia enorme de la « nueva ola » francesa.

La película es rompedora desde el primer instante. La forma en que se nos relata la evasión del preso es increíblemente innovadora con respecto al cine de la época, con la cámara en primera persona. La música es también desde el principio un elemento que envuelve a la cinta en una atmósfera palpitante.
Luego, paseo en coche y autostop. Sin duda, enormemente influenciado por el de “A bout de souffle”. Aunque bien es cierto que Guy Mairesse, el actor principal, carece de la gracia y el carisma de Belmondo.
De lo que más peca la cinta es, además de poseer una fotografía de lo más modesto, que se percibe una cierta falta de seriedad en algunos momentos. Y parece que se debe sobre todo al montaje, aunque sea ingenioso en ocasiones con los continuos cortes con alusiones a otras emisiones. Eso sí, acentúan aún más si cabe la crítica que establece Lelouch al sensacionalismo en los medios.

De este modo, la ópera prima de Claude Lelouch, aunque no destaque por un talento apabullante, sí lo hace por su ingenio y creatividad a la hora de relatarnos una historia de lo más simple. Algo que hoy en día se echa bastante de menos entre tanto virtuoso de la imagen que nada nuevo tiene que contar.
No fue hasta 1966, con el éxito en Cannes de “Un hombre y una mujer”, cuando Claude Lelouch fue aceptado por Cahiers du cinéma. Truffaut le tendió la mano para entrar, pero él rechazó. Caminos distintos para un mismo propósito. Al fin y al cabo eso es lo que importa.