La monja homicida (1979)

Un sórdido relato de enfermedades ahogadas en entornos de hipocresía.

Utilizando la exploitation de las "nun", Giulio Berruti narra la historia de una trastornada monja que en sus lagunas mentales provoca muertes atroces. El juego de suspense y elipsis que el director propone está resuelto de manera irregular.

La falta de opresión en la atmósfera y la incapacidad de generar angustia en los escenarios que se presentan, hacen de la obra del italiano un producto tan blanco como el vestuario del equipo actoral.

Mención especial al trabajo de Anita Ekberg intentando sostener a flote un producto que está destinado a hundirse. Un testimonial Joe Dallesandro armoniza con el resto del elenco.

Una crítica a la institución retratada que se queda en artificios de guion.

Bastante, bastante, bastante mala película italiana, que no puede estar peor filmada.
Es efectista e inane a partes iguales, resultando liosa, embarullada, confusa y enmarañada, pretendiendo epatar y sólo consiguiendo aburrir de lo lindo.
Dura algo más de ochenta minutos y se hace eterna pues nada tiene sentido y aunque pretende ser muy intrigante y llena de suspense, en realidad no tiene nada dentro que merezca la pena y el tedio se convierte en la reina de la función.
Todavía está bella y sugestiva Anita Ekberg pero su personaje está mal dibujado y el estudio psicológico de los personajes no puede ser más estéril.
No sé si he visto la copia original, entera, o quizás he visto una versión mutilada, pero lo cierto es que su visión causa enojo y hastío.
¡Ah! Y pena da ver a Alida Valli y Lou Castel en papeles muy por debajo de su valía.

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