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Leonera (2008)

Leonera
113 min.
6,9
2.682
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Trailer (ESPAÑOL)
Sinopsis
Julia (Martina Gusman) es una joven acusada del asesinato de su novio. Aunque las circunstancias del crimen no están claras, acaba ingresando en prisión. Abatida y embarazada deberá adaptarse a su nueva vida en la cárcel, donde nacerá su hijo Tomás... (FILMAFFINITY)
Género
Drama Drama carcelario Maternidad
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Argentina Argentina
Título original:
Leonera
Duración
113 min.
Guion
Fotografía
Compañías
Coproducción Argentina-Brasil-Corea del Sur;
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Premios
2008: Festival de Cannes: Nominado a la Palma de Oro
2008: Premios Sur: Mejor actriz revelación (Martina Gusman)
2008: Premios Ariel: Mejor película iberoamericana
"Nos presenta el mundo carcelario (...) con un asombroso realismo, sin enfatizar, sin subrayar, sin moralina, sin juzgar, sin manipular emocionalmente al receptor. Y provoca angustia y miedo."
[Diario El País]
"Gran fondo, sí, pero con una muy buena actriz en primer término: Martina Gusman padece su equívoco personaje, y no suelta al espectador ni siquiera en su complejo -éticamente- desenlace. (...) Puntuación: ★★★ (sobre 5)."
[Diario ABC]
3
3
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Neutra
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Negativa
7
Entre la ternura y la furia
Los niños que nacen entre rejas, el vinculo madre-hijo en esas circunstancias, la relación de solidaridad u hostilidad con las compañeras del presidio, el derecho de los que están afuera y el de los que están encerrados, son los temas incorporados al último film del realizador argentino Pablo Trapero, que elude transitar por los lugares comunes del subgénero de películas carcelarias, evitando hacer de lo escabroso un motivo central.
Una vez más, el cine nos introduce en una realidad con códigos y lenguajes ocultos para el mundo cotidiano. En la jerga carcelaria “leonera” es el nombre de la celda donde se aloja a los presos cuando esperan ser procesados o atendidos en el hospital. Un espacio transitorio, donde se permanece entre rejas y a mitad camino entre el adentro y el afuera…Pero este sustantivo que además es femenino, puede funcionar también como adjetivo para definir el instinto maternal de estas mujeres con una capacidad de resistencia que se potencia en defensa de sus crías.
El relato se centra en Julia (excelente Martina Gusmán), una joven universitaria que sin ningún prólogo, iniciará una travesía por un proceso de transformaciones que cambiarán radicalmente su vida. Acusada de asesinato (ella no recuerda lo que pasó en una confusa situación que nunca se aclara) es enviada a una unidad penitenciaria, donde se alojan las reclusas madres y embarazadas. Allí aparecerán aliados y oponentes, revelaciones y aprendizajes que llevarán a la protagonista a descubrir que el nuevo vínculo con su hijo es el sentido de su vida y su proyección de futuro.

A contrapelo de los elementos morbosos agazapados en la temática de los submundos presidiarios, el film encara el tema buscando la naturalidad e incluso introduce momentos de alegría o ternura, que pueden suceder aún en esos espacios marginales, como cuando las mujeres celebran los cumpleaños de sus hijos o juegan con ellos en patios cubiertos de pinturas infantiles. Es un realismo suavizado con distintos registros, de la ternura a la furia, del drama a cierto humor.
Actuaciones y rubros como la fotografìa, sobresalen en esta película, donde los hechos transcurren ante una cámara siempre activa, donde predominan las panorámicas y los travellings que se deslizan con ritmo sereno o agitado, según las circunstancias.
La música infantil también refuerza la idea de no insistencia en lo oscuro y opresivo; la serie de preguntas que abren y cierran el film insisten en la solidaridad, el descubrimiento del prójimo y la pertenencia a un lugar del mundo. Todo subraya los vínculos que en última instancia enlazan a los hombres como "una estrella que rebota en la cabeza de ese niño”, que “es mi vecino” y que habita en el continente americano y dentro de él, en el universo que a todos nos contiene.
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43 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Te lo cuento de verdad
La veracidad es algo que siempre está presente en las películas de Trapero. En los últimos años han salido un grupo de cineastas argentinos como Carlos Sorín o el propio Trapero que dotan a su cine de una veracidad muy palpable. Usan para ello historias muy cotidianas y con actores no profesionales (en muchos casos).

La última película de Trapero, producida por Walter Salles, mantiene ese realismo auque la historia deje de ser cotidiana. Si consideramos una historia cotidiana como algo que suele pasar a cualquier hijo de vecino, o como dijo un amigo mío con el que fui a ver la última película de Trapero estrenada anteriormente en España (Familia Rodante): sin chicha ni limoná.

Sin ese realismo punzante, la historia de “Leonera” se desmontaría sola. Pero engancha unos expresivos y enormes ojos de Martina Gusman que gana poco a poco la batalla a la cámara.

Trapero hace un uso repetitivo de los planos-secuencias, que ahora me parece mucho más agradable que la esquizofrenia de cien planos por minuto o el mareo de una cámara al hombro. Consigue con esta guisa, un exhaustivo análisis de la vida carcelaria, de las relaciones humanas y deshumanas.

Uno de los grandes peligros que surgen cuando se quiere contar una historia cotidiana es que la película deje de interesar. “Leonera” está al límite. En determinados momentos el espectador puede evadirse de la trama aunque también reconozco que el director hace para que el espectador retome el interés con sencillos giros en la trama. Trapero da algo de calor, y ahora que empieza a llegar el frío, se agradece.
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27 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
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