Reina santa (1947)

El cine histórico ocupó una parcela muy importante en la década de los cuarenta, dentro del panorama cinematográfico español, estaba considerado un cine de prestigio, encumbrado y lustroso culturalmente que en general, resaltaba historias grandilocuentes, nobles y heroicas, por lo que no solía tener problemas de censura, además de reunir y exaltar los valores afines al régimen que enaltecían un pasado glorioso. “Reina santa” forma parte de ese cine, luego denominado de cartón piedra, de lujosos decorados, de intrigas palaciegas, de reyes y súbditos, de hijos bastardos, de capa y espada, de lanza y armadura, de caballeros y bufones, de multitud de extras y los mejores actores del cine español de entonces. Película de interés nacional que viajó seleccionada por el Festival de Venecia, lo cual ya le daba un marchamo de calidad.

Así es esta superproducción de Suevia Films del que Cesáreo González era su creador, la otra gran productora que hacía sombra a la todopoderosa CIFESA (Locura de amor, Alba de América, Agustina de Aragón). Rafael Gil en su momento artístico más álgido, narra un drama histórico con pulso firme, de trama compleja y desarrollo alambicado. La ambientación histórica, la reconstrucción de época, el vestuario y los decorados de Enrique Alarcón son notables. Una obra de verbo elegante, con dicción cuidada y academicista, de recia moral religiosa, de lucha encarnizada por el poder y pasiones encontradas, incluso a ratos algo morbosa. La recreación histórica en la corte portuguesa del siglo XIII, el matrimonio por intereses de estado, el de un rey mujeriego y una reina abnegada.

Obra desconocida por los usuarios de esta web que no tiene referencia crítica alguna sobre ella hasta hoy. La película tiene además, como hecho curioso, que su productor intentó contratar a Madelaine Carroll, heroína en dos películas de Hitchcock (El agente secreto y 39 Escalones), seguramente buscando el mercado internacional, pero en el último momento decidió no hacerla por motivos ajenos al film, finalmente su papel lo haría estupendamente Maruchi Fresno, también sería su primer papel protagonista para Fernando Rey que está sensacional igual que la excelente fotografía en blanco y negro del gran Alfredo Fraile. Una película interesante, digna y respetable artísticamente para ser española.

Sería mi orgullo si no fuera mi tormento. Rompo una lanza por la mesnada que no fuere atacada en la celada. Otrosí: más ganan las astucias que las guerras, que aun habiendo penas son menos necias las de la maña que las de la lanza.
Cómo no me va a gustar esta recreación histórica que hicieron Rafael Gil y cía por aquellos lejanos años cuarenta en lo tocante, Dios mediante, a la santa en cuestión y a todo lo referido a las intrigas palaciegas, los hijos malvados y las armas en guerra.
Delirio concentrado de pasiones tormentosas, iluminaciones prodigiosas y reinados alborotados. Caza de amor y Dios nuestro todopoderoso señor en la sagrada fiesta.
Portugal.
Lengua tersa, arcaizante, feliz; diálogos acerados y continuos requiebros con querido sabor a castellano antiguo, solera de siglos que le dan unción, densidad y tanta belleza.
La reina es cursi, negar tal indudable condición sería desdoro de mis muchas luces, demasiado buena y hacendosa, a un mal paso de caer en una pena negra y abandonada, la pobre, rodeada de hombres feroces, como cabrones en celo, la mayoría, y con poco consuelo más allá de la fe, pero su tránsito regio nos colma de favores y alegrías, nos hace disfrutar de corte milagrera llena de aventuras, suspense y furiosos arrebatos.
Curioso pedazo de cine clásico que no desmerece en la comparación con cualquier otra obra de parecido jaez o calado allende nuestras fronteras.
Ambrosía, néctar deleitoso, una junta de letras, lances y batallas bendecida por la pura luz blanca de Maruchi, nuestra señora, nuestra madre, por vos todo modo, la misma vida le ofrendo que a la oscuridad el buen Dios quiso arrebatar por un instante en su infinita misericordia.
Es su gloria eterna.