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El apóstata (2015)

El apóstata
76 min.
5,2
1.167
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Sinopsis
Para olvidar el pasado, mirar al futuro y poder emanciparse, Tamayo, un hombre de unos treinta años, decide apostatar ante la institución eclesiástica. Durante el arduo proceso burocrático, recordará la intermitente relación que mantiene con una prima, algunos actos crueles de su niñez, su vínculo con una espiritualidad ajena y sus dificultades para seguir el camino paterno. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Comedia dramática Religión
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Uruguay Uruguay
Título original:
El apóstata
Duración
76 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Uruguay-España-Francia;
Links
Premios
2015: Festival de San Sebastián: Mención especial y Premio FIPRESCI
2015: Festival de Mar del Plata: Selección oficial largometrajes a concurso
2015: Premios Feroz: Nominada a Mejor cartel
6
Caótico proceso
El apóstata cuenta la historia de Tamayo, un hombre de unos treinta años que, unido toda la vida a una religión que no comparte -el catolicismo-, decide apostatar para que así su nombre sea eliminado de todos los registros y cualquier vínculo con la iglesia desaparezca. Para ello deberá soportar un arduo proceso, repleto de trámites burocráticos y voces que cuestionan sus actos. Además existe un añadido bastante curioso: Tamayo es un ser descuidado, incapaz de terminar su carrera y que desea a su prima, lo que hace que a ojos del resto de humanos su decisión de apostatar sea vista como un mero capricho.

Federico Veiroj, que vivió unos años importantes de su vida en Madrid, decidió hacer esta película cuando su amigo Álvaro Ogalla, protagonista y coguionista de la misma, le contó su odisea a la hora de apostatar. Así, el director uruguayo alterna en esta deliciosa comedia el seguimiento casi documental de su protagonista -siguiendo la línea de lo que hizo en La vida útil-, con los delirantes episodios que tienen en lugar durante el proceso, complementados maravillosamente con las ensoñaciones del protagonista y con un uso siempre adecuado de los elementos cinematográficos.

A pesar de su liviandad y su estatus casi predefinido de película pequeña -por su presupuesto, sus pretensiones…-, El apóstata acaba colándose en esa categoría que alberga múltiples obras que, por diversos motivos, adquieren mayor entidad y trascendencia de lo que trasmiten sus propias intenciones. Porque sí, El apóstata es una de esas pequeñas grandes películas; de las que contienen lecturas y apuntes más que interesantes bajo su aparente simpleza. Veiroj consigue deleitarnos, a pesar de las escasas dimensiones de la propuesta, con su inagotable imaginación. Una cinta repleta de detalles, muchos de ellos aplicando múltiples referentes sin perder un ápice de personalidad.

Existe un pequeño peligro que, sin embargo, es sorteado con extrema facilidad. No obstante, no descarto que determinadas personas puedan sucumbir al encontrarse con un personaje protagonista un tanto apático. En cualquier caso, yo me contagio de la inusitada simpatía que desprende, que a mi juicio es fruto de esa misma apatía que muestra frente a ciertos aspectos de su vida. El apóstata, que remite no pocas a veces a El proceso -obra literaria o adaptación cinematográfica, igual da-, se sitúa como una de las mejores películas presentadas a competición en la última edición del Zinemaldia. Para este cronista se trata, además, de la mejor película española -si se me deja considerarla así- de este 2015.

Por si fueran pocas las virtudes de la cinta, también esquiva cualquier posibilidad de tildarla como crítica gratuita y desmedida a la señora institución llamada iglesia, pues el dibujo de un protagonista tan… ¿perezoso? aumenta las miras y el discurso, no saliendo ninguna de las partes bien parada. El humor surge a partir de dos posiciones completamente opuestas. Si menciono esto es, principalmente, porque ya he leído alguna opinión descalificando la película por ser una crítica injustificada a la iglesia y el catolicismo. Que nadie, independientemente de sus ideas o creencias, se aleje de esta genialidad por leer tales estupideces.
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16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Perdón, porque he pecado...
El protagonista de El apóstata es un tipo egoísta que se rebela contra su familia por puro capricho. No ha terminado sus estudios, no tiene ni oficio ni beneficio, mantiene relaciones íntimas con una prima suya y mira la vida pasar sin comprometerse con nada ni con nadie. Pero un día decide apostatar para dar carpetazo a todo aquello que le oprime, y a partir de ese momento, entre patético y lúcido (adjetivos que describen el resto de metraje), la película sigue a su antihéroe y, como una madre bienintencionada, perdona y justifica las diabluras de su pequeño 'santurrón'. El problema (o mejor: mi problema) es que el personaje en cuestión me resulta bastante reprochable, y a la postre no puedo empatizar con sus encuentros y desencuentros con el estamento eclesiástico, universitario y familiar. Que la burocracia es un lío de cuidado, que la familia puede llegar a ser un gran lastre y que la iglesia no es un dechado de buenas conductas es una obviedad que en el cine y en la vida siempre viene bien recordar, pero Veiroj, al menos para quien escribe, se equivoca a la hora de poner rostro e identidad a su personaje. Su protagonista no se muestra apático o desmotivado: es, simplemente, una garrapata. Con un bofetón bien dado se acabaría tanta tontería. Ahora bien: El apóstata, como cine marciano, entre la comedia surrealista y el drama sostenido, tiene su enjundia. Ligera, incluso mínima, pero enjundia al fin y al cabo. Otra cosa es que el personaje, sus tribulaciones y sus circunstancias me interesen. Y lo confieso (acogiéndome a sagrado, por si acaso): El apóstata es una película que no me interesa lo más mínimo.

@Xavicinoscar, Cinoscar & Rarities
http://cachecine.blogspot.com
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21 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
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