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Palabra y utopía (2000)

Palabra y utopía
130 min.
6,3
239
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Sinopsis
Siglo XVII. El padre jesuita Antonio Vieira es obligado a comparecer ante el Tribunal del Santo Oficio en Coimbra. Una serie de intrigas a sus espaldas le han colocado en una situación complicada tras la muerte de su amigo, el rey Joao IV. Ante los jueces hará un repaso de su vida, empezando por su juventud en Brasil y su papel como adalid de los indios nativos. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Siglo XVII
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Portugal Portugal
Título original:
Palavra e utopia
Duración
130 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Portugal-Brasil-Francia-España;
Premios
2000: Festival de Venecia: Nominada al León de Oro. Premio Filmcritica "Bastone Bianco"
7
Antonio Vieira, pasado por el racionalismo
"Palabra y utopía" reconstruye la vida de Antonio Vieira, seguramente, bastante desconocido en estos pagos, aunque a algunos les puede haber llegado su nombre por mediación de Fernando Pessoa, que —muy interesado por el esoterismo— se ocupó abundantemente de este jesuita cuya historia cubre casi todo el siglo XVII. Vieira, misionero en Brasil, es una destacada figura de un movimiento milenarista conocido como “sebastianismo”, que, basándose en la profecías de Bandarra (apodado el “Nostradamus portugués”, un zapatero que recibió una serie de revelaciones en sueños, en la primera mitad del siglo XVI), esperaba el advenimiento de un rey de Portugal que se convertiría en monarca universal, instaurando el V Imperio, que no es otra cosa que el “milenio” del Apocalipsis que debía preceder a la llegada del Anticristo.

Vieira, estudioso de las profecías de Bandarra, reinterpretó numerosos pasajes bíblicos, y su propia realidad histórica, a partir de ahí y desarrolló sus ideas acerca del futuro inmediato de Portugal y de la humanidad en lo que debería haber sido una monumental “Historia del futuro” que no pudo terminar y que finalmente abandonaría para dedicarse a otra obra de índole similar, la “Clavis Prophetarum”, que también dejó inconclusa. Estas ideas y estos escritos le enfrentaron con la Inquisición. (*)

Ahora bien, poco de todo esto aparece en la visión que Oliveira nos ofrece de la vida del jesuita; por el contrario, el film se centra en sus abundantes y, sin duda, notables sermones —fue también un excepcional predicador—, y en su actitud de defensa de los indios frente a los colonos. Oliveira parece sumarse así a la corriente “ilustrada” que ha pretendido hacer de Vieira un discípulo de Bartolomé de las Casas, ocultando en mayor o menor grado la dimensión visionaria o milenarista del jesuita portugués. Es curioso que, sin embargo, Oliveira se sienta obligado a incluir en su film las declaraciones de Vieira al final de su vida, manifestando que sus “sermones” no serían sino “chozas” comparados con los “palacios” que constituyen la “Historia del futuro” y la “Clavis prophetarum” —a las que tan escasa atención presta el film—, lo que deja bien claro la idea que Vieira tuvo siempre de sí mismo y de su misión.

Se podría defender la legitimidad de la pretensión de Oliveira de centrarse en los aspectos de la obra, la vida y la personalidad de Vieira que a él más le interesaban (sermones, actitud hacia los indios...), aunque no sea eso lo que el propio Vieira considerara central en su vida (la exégesis profética). Puede ser. Pero de ese modo no deja de darse una imagen más o menos desfigurada del personaje en cuestión.

Aparte de este enfoque discutible, la película tiene un especial interés por su construcción y su lenguaje, lo que no significa que esté siempre bien resuelta. Oliveira opta por construirla articulando una serie de momentos que él considera especialmente significativos en la vida del personaje, filmados de forma muy estática (son casi exclusivamente planos fijos más bien largos), abundando sobre todo los monólogos prolongados; hay una estética pictorialista (especialmente en la segunda mitad) que con frecuencia recuerda a Rembrandt, a Vermeer o a De la Tour, lo que da lugar a planos de una notable belleza plástica. Oliveira independiza unas secuencias de otras, mediante un proceso de “fragmentación”, que puede hacer pensar quizá en Bresson, y que dota a la película de una estructura completamente ajena al “biopic” convencional que algunos parece que esperaban. Las diversas “viñetas” se integran así de una forma relativamente “plana”, como configurando un fresco según una estructura más de distribución espacial que de sucesión temporal.

La “credibilidad” de las imágenes (pienso, por ejemplo, en la escena en que unos holandeses huyen ante la presencia de un grupo de indios) preocupa poco a Oliveira: sana despreocupación que cuestiona el pueril, aceptado y casi incuestionable dogma de que el cine debe engañar convincentemente al espectador hasta hacerle confundir la película con la vida. Oliveira no pretende disimular —es muy de agradecer— que lo que vemos es una particular y subjetiva reconstrucción de la vida de un personaje, con el distanciamiento que ello implica.

El proyecto así planteado parece interesante, si bien el resultado quizá no sea siempre satisfactorio. La vida de Vieira fue extremadamente complicada, llena de viajes y acontecimientos, y tratar de meterla en el esquema de Oliveira, que privilegia cada momento en sí mismo, desdeñando en cierta medida su relación con el conjunto, da lugar a un resultado algo caótico. Tal vez los sermones elegidos no sean los más idóneos, y no son fáciles de seguir al no estar debidamente contextualizados. Tampoco los acontecimientos narrados son quizá tan significativos como el director pretende (por ejemplo el episodio con la reina Cristina). Asimismo, algunos personajes, a los que Oliveira no se molesta en identificar (por ejemplo el rey Alfonso VI, que aparece un par de veces hacia el final) pueden generar confusión, pues no queda muy claro ni quiénes son, ni qué significado tuvieron para Vieira. El resultado es un cierto desconcierto para el espectador, al que —si no conoce la historia— no le resultará fácil enlazar todo eso en un todo coherente y con sentido.

Por supuesto, no creo que se pueda criticar una película por su dificultad cuando esta es en sí misma fuente de sentido, pero sí cuando es el resultado de no haber dado con claves narrativas idóneas, lo que quizá sea el caso, en alguna medida al menos, con esta película. Con todo, a pesar de las objeciones que se le puedan formular, me parece que el proyecto de Oliveira es, en cualquier caso, ambicioso y presenta logros parciales importantes que no pueden desdeñarse.
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8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La vida de Antonio Vieira
Hoy, 11 de diciembre de 2008, que el director de este film, Manoel de Oliveira, ha cumplido un siglo, me parece adecuado realizar una crítica a "Palabra y utopía", en especial por ser una de las mejores películas que he visto de Oliveira y por estar tan infravalorada.
En "Palabra y utopía", este veterano cineasta nos cuenta la vida del jesuita portugués Antonio Vieira, el cual entre otras cosas luchó en Brasil por la esclavitud a la que eran sometidos los nativos de ese lugar por los colonos. El film nos cuenta su vida desde que se hizo jesuita (a los 15 años) hasta su muerte. Para el personaje de Vieira, tenemos a tres actores: Ricardo Trêpa, interpretando a Vieira de joven; Luis Miguel Cintra (habitual actor del cine de Oliveira), interpretando a Vieira en mediana edad; y por último tenemos al veterano actor brasileño Lima Duarte, que interpreta a Vieira en sus últimos años de vida. La verdad es que es realmente bueno el trabajo de estos tres actores, y el de los secundarios también (y hay muchos).
Y técnicamente tampoco se queda atrás, pero lo que más destaca es sobre todo la cuidada fotografía y la ambientación, ya que está tan trabajada que da mucha credibilidad a la época en que está ambientada la historia.
Tiene muchos puntos buenos, pero también los hay malos: los monólogos de Antonio Vieira, que algunos son demasiado largos y llegan a resultar incluso pesados. Y algunos planos fijos también son demasiado largos y sobrantes.
Pero por lo general, "Palabra y utopía" es una notable película, además de estar rodada con un estilo diferente al que estamos acostumbrados, y eso suele hacer Oliveira en la mayoría de sus películas.
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10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
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