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El jardín de la alegría (1925)

El jardín de la alegría
75 min.
5,5
557
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Escena (PELÍCULA MUDA)
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Sinopsis
Patsy es una corista que trabaja para la compañía de teatro "The Pleasure Garden" (El jardín de la alegría). Un día conoce a una joven recién llegada a la ciudad, Jill, que desea hacerse un hueco en la compañía. Patsy se hace amiga de ella y le consigue una audición, convirtiéndose inmediatamente en la estrella del show. Jill está prometida a Hugh, un joven militar que deberá separarse pronto de ella para emprender viaje hacia el Trópico, donde debe unirse a la colonia inglesa. Mientras Hugh está en su destino y Patsy entabla relaciones con Levett, un compañero de Hugh, Jill subirá como la espuma y comenzará a buscar la compañía de otros hombres. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Comedia Cine mudo
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Reino Unido Reino Unido
Título original:
The Pleasure Garden
Duración
75 min.
Guion
Fotografía
Compañías
Coproducción Reino Unido-Alemania;
Links
6
Porvenires regados.
Juego de personalidades. Descensos, ascensos. Lucha de moralidad contemporánea. Subjetividad expresionista. Castigo de conciencias. Se evita el juicio moral de ciertas personalidades. Austeridad y disfrute. Por el hoy, por el mañana.

La primera obra de Hitchcock se sostiene entre dualidades, la figura femenina y una incipiente visión de la conducta humana.
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8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La coqueta, frívola y ambiciosa Jill y la virtuosa Patsy.
“El jardín de la alegría” fue la primera película como director de Alfred Hitchcock, una cinta en la que naturalmente aún observamos la ausencia de sus principales piedras angulares, artísticamente hablando, pero con un resultado bastante más que satisfactorio, de hecho la alentadora acogida que tuvo por parte de la crítica y del público, llevó a Michael Balcon a renovar el contrato de Hitchcock para otras cuatro películas". Hitchcock realiza lo que sería una constante en toda su vida cinematográfica, la adaptación de novelas literarias a la gran pantalla, siendo la obra de turno el trabajo de Oliver Sandys, en el que se retrata la historia de dos bailarinas, dos atractivas y jóvenes amigas ven su amistad resquebrajarse conforme una avanza y sube en el mundo del espectáculo, volviéndose frívola y desagradecida, mientras la otra sigue un camino de mayores sacrificios, austeridad, pero manteniéndose virtuosa.

Esta es la primera película de Mr. Hitchcock, y si bien, como ya hemos comentado, no es un típico film hitchcockiano, introduce diversos elementos que luego encontraremos a lo largo de toda su carrera. En primer lugar, se advierte, sobre todo en el comienzo de la película, el esfuerzo del director por mostrarnos imágenes atractivas o novedosas, de este modo, cuando presenta a las coristas dirigiéndose hacia el escenario, elige filmarlas bajando por una escalera caracol, logrando una toma más interesante que la que hubiera obtenido si simplemente hubiera dispuesto que las mujeres salieran de un camerino situado en el mismo nivel que el escenario; de la misma forma, adopta un punto de vista subjetivo para reflejar el interés de un miembro del público por una de ellas, no dudando en desenfocar la imagen cuando el mismo cambia su monóculo por los binoculares. En segundo lugar, Mr. Hitchcock evita, ya en su primera obra, los pasajes expositivos, prefiriendo mostrarnos la naturaleza de sus personajes a través de sus acciones, en este sentido, comprendemos que una de las dos protagonistas, Patsy, es una joven generosa y de sólidos principios por la forma en que rechaza las atenciones de un admirador acaudalado, por su ayuda a Jill y su alegría genuina ante los logros profesionales de ésta y también por sus intentos de disuadir a su amiga de continuar por el camino pernicioso que ha tomado; por su parte, la otra protagonista, Jill, nos es mostrada en principio como una muchacha humilde y devota, sin embargo pronto se revela como coqueta, ambiciosa e inescrupulosa. Finalmente, no faltan en este film los toques de humor, a cargo del perro de Patsy y de los caseros de ésta, quienes por su parte constituyen el primer ejemplo de aquellos personajes de clase media o media baja que Mr. Hitchcock retrató tan bien en su período inglés.

Por supuesto aún falta la maestría del gran Hitchcock, no puede ser considerada la cinta como una de sus mayores creaciones, pero el por entonces bisoño director nos da la primera muestra de su solvencia tras las cámaras. Es una película que sin ser extraordinaria, sin ser una obra maestra, sí resulta amena y agradable de ver, y, además, siendo la primera del maestro, no deja de ser interesante. ¡Ah!, por cierto, no os esforcéis buscando al director en su típico cameo, esta tradición no se iniciará sino hasta la próxima película, The lodger (El enemigo de las rubias), de 1926.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
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