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Becky (2020)

Becky
92 min.
5,3
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2020: Festival de Sitges: Sección oficial largometrajes a concurso
5
Mi pobre angelita
El thriller canadiense Becky (2020), dirigido por Jonathan Milliott y Cary Murnion, parece salido de una cruza entre la saga de Mi pobre angelito con Duro de matar. Si bien consigue algunos momentos logrados de comedia gore el film tiene fallas muy visibles.

Por Nicolás Bianchi

Casi como si tuviera un complejo de personalidad, Becky, la película no el personaje, no termina de decidirse a ser graciosa o hilarante y permanece en una suerte de limbo entre géneros donde combina elementos que no siempre maridan bien entre sí.

Becky, el personaje interpretado por Lulu Wilson, es uno de los puntos altos de la película. Se trata de una adolescente de 13 años muy enojada con el mundo, con el hecho de que su madre murió recientemente por una enfermedad, con su padre que está por casarse, con su futura madrastra y con todo lo que da vuelta por allí
menos sus dos perros mastines.

Lo importante en la película va a ser el cómo. El qué ya está dado. En la primera escena Becky empieza a declarar sobre lo que pasó en el bosque cerca de la cabaña por lo que tentativamente al final ella se salvó. Luego en paralelo un grupo de presos comienza a ser trasladado, y por lo tanto evacuado de una prisión, mientras Becky sale de la escuela. El paralelo entre la educación que aprisiona a la protagonista y la cárcel es un tanto burdo pero bueno, tampoco es que el film sea un tratado sociológico.

Los malos, los presos que se van a fugar, quizás sean el principal problema de la película. Son tan exagerados que su único lugar posible es una comedia. El jefe de la banda es Dominick (Kevin James), un gordo anchísimo con una esvástica y el símbolo de las SS tatuados en la cabeza. Su principal ad láter es Apex, que se podría traducir como ‘simioide’ o ‘goriloide’, interpretado por el luchador retirado Robert Maillet, un hombre ridículamente alto y grueso, con brazos que parecen troncos y manos que se asemejan a una pala mecánica. Los acompañan dos cómplices que apenas están desarrollados. Lo importante es que uno de ellos le tiene miedo a los perros.

Becky, con su enojo, su padre y sus perros, va a pasar el fin de semana en una cabaña en el bosque. Para su desagradable sorpresa la novia de su padre con su hijo, un niño de menos de 10 años, también son parte del plan. Mientras la adolescente lidia con su furia se retira a una casita en el parque de la vivienda donde guarda juguetes y recuerdos de su infancia, recientemente terminada. Dominick y su banda tocan a la puerta. Buscan una llave misteriosa que Becky tiene en su poder. Es un plan que estuvieron pensando durante mucho tiempo.

Los criminales quedan en la casa principal con el padre de Becky, su novia y el niño mientras que la protagonista se esconde en el bosque. Mediante un walkie talckie se comunica con los villanos. Lo primero que hace es amenazarlos. Ahí se completa la personalidad de Becky: tiene 13 años, no mide más de 1,50, está muy enojada y, además, como dirían los españoles, es muy cojonuda.

La película utiliza bien a los perros y a una serie de objetos con los que Becky va a comenzar a combatir a los invasores. Pero varias cuestiones aparecen descolgadas. El gigante Apex se encuentra traumado porque antes de llegar a la cabaña liquidaron a un padre y sus dos hijos, lo cual se sugiere elípticamente, sin mayor justificativo. Lo necesitaba el guión para traumar al personaje del urso que ahora tiene reparos en ejercer violencia contra los niños pero no está sólidamente justificado. A medida que avanza la película el personaje de la madrastra (Amanda Bruguel) va a quedar desdibujado, solo útil para llorar y gritar de vez en cuando. El niño directamente es un adorno que respira.

De todas maneras, en una época de escasos estrenos, Becky puede ser una opción divertida para una tarde de cuarentena. La adolescente cuasi niña que lucha contra nazis de dos metros y doscientos kilos logra algunos momentos de entretenimiento y desparpajo. No hay mucho más que eso. En los títulos del final la palabra Becky aparece en distintos colores y tipografías, símbolo de una película que no logra encontrar su personalidad ni en los créditos.
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29 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Irracionalmente tonta
Con un argumento estúpido transcurre este film que tiene como base la acción, en muchas ocasiones con escenas totalmente desmedidas y sin fundamento para tamaña tontería. El guión se desarrolla alrededor de una niña, quien recientemente perdió a su madre quien viaja con su padre y su nueva novia a una casa alejada del campo. Allí llegarán 4 supuestos asesinos que buscan algo escondido en el lugar. A partir de esta premisa todo es sangre, cosas ilógicas que solo ayudan al sueño del espectador, que por estas alturas ya no sabe como es posible que una niña se pueda enfrentar a ex convictos escapados de la cárcel (realmente se parecen mas a personajes salidos de un capitulo de los 3 chiflados que a criminales peligrosos). Desechable.
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38 de 64 usuarios han encontrado esta crítica útil
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