Starship Troopers: Traidores de Marte (2017)

Saga maldita, como la de "Los Inmortales", que pervive gracias a la animación, tras unas secuelas fílmicas bastante olvidables, al igual que su serie de animación. Sin embargo, estos filmes de animación tampoco convencen, y eso que está Aramaki detrás. Centrándonos en este filme, la historia es flojilla. Un remedo de "Aliens el regreso" mezclado con las aventuras de "Halo". Aunque la animación es apabullante, se trata de una serie B y faltan muchos escenarios, quizá demasiados. Se supone que los bichos invaden Marte, pero no vemos ni una ciudad, ni civiles ni rastro de civilización, tan solo un desierto rojo. Mal vamos, pasamos de un armaggedon marciano a un picnic en el Gran cañón. Serie B hasta el final, en el ADN. Apenas 10 personajes, sin atisbar la organización social y administrativa de la distopía en la que viven.

El resultado es un film discreto, con buenas escenas de acción, que asume su rol de serie B y de cine de animación directo a DVD o a alquiler. Es lo que hay.

Shinji Arakami tiene un grave problema: se pierde en la factura técnica de sus películas, y prefiere hacer un plano bonito, o mostrarte piel en CGI hiper-realista, que contarte una buena historia. Siempre le pasa igual, nunca sabe imprimir ritmo ni emoción a ninguna de sus películas (todas de animación o mediante el uso de CGI por ordenador).
Así, es un director que se instala en su zona de confort (esto es: plano y contraplano en los diálogos, encuadres y fotografía genéricos, colores apagados y guiones simples con personajes unidimensionales), y no imprime ningún tipo de emoción, de alma, a sus películas. Estás viendo, básicamente, una intro muy larga, y no muy inspirada, del enésimo juego de PS4, nada más. No sé cómo siguen dándole proyectos, deberían haberlo encerrado bajo llave después de la soporífera e interminable Capitán Harlock.
Starship Troopers, siendo justos, jamás debería haberse convertido en una saga (5 películas van ya), y eso se demuestra en la calidad ínfima de los films que han sucedido a la original, satírica y divertidísima película de Verhoeven de 1997. Ahora, los protagonistas (versiones alteradas, planas y estereotipadas de los originales) deben defender la colonia de Marte del ataque de los bichos. Y ya está, no hay más historia. Una simple trama política con el típico malo de turno (un personaje ridículo, absurdo y caricaturizado) que sirve de pretexto al mensaje ya muy manido de que siempre hay un tío (o tía) muy malo controlando todo desde una posición de poder. Todo con un ritmo nefasto (especialmente sangrantes son las partes de Rico en el desierto y las conferencias de la política, muy mal llevadas y lentísimas), diálogos que parecen escritos por un niño en el colegio, acción muy descafeinada (los disparos no tienen fuerza, los movimientos de cámara torpes, y siempre acaba todo cubierto del mismo humo reciclado en todas las escenas).
Lo mejor sería dejar morir una saga que nunca debió serlo, y empezar a buscar y contar historias mucho más interesantes y profundas.
Y por favor, encerrad de una vez a Arakami.