Love is Like After the Rain (Serie de TV) (2018)

"Amor es cuando cesa la lluvia", que así es como la editorial Tomodomo ha tenido a bien traernos la edición en papel de este delicioso anime, también llamado "Koi wa ameagari no you ni" o simplemente "After the Rain".

Lo digas como lo digas, te vas a encontrar ante una serie de esas que hay que disfrutar poco a poco, y si es en días lluvisosos mejor, ya que así podrás ir desgranando la historia de Akira Tachibana, una estudiante de instituto que se enamora de su jefe en la cafetería en la que trabaja, el bueno del señor Kondo, divorciado y cuarenton.

Entre capítulo y capítulo puedes ir mirando la ventana, ver la lluvia caer y leer un buen libro, mientras escuchas de fondo la banda sonora de la serie, que es igual de deliciosa y emotiva, y que casa estupendamente con una calidad de imagen a la que estamos poco acostumbrados para una serie de este corte, mas costumbrista. Hay veces que pensarás que estamos ante una película, mas que ante el capítulo de un anime. Wit Studio (Attack on Titan, Seraph of the End) ha hecho un trabajo estupendo.

Y poco mas. Simplemente que os dejéis llevar y disfrutéis de este romance de gustos mas adultos, con toques de humor, y algo de drama. Seguro que no os decepcionará.

No os olvidéis del paraguas.

Al margen de los excesos cursis, se trata de una preciosa y rara historia de amor. Por qué la muchacha se queda prendada del encargado del restaurante, no lo sabemos exactamente; lo mismo que ella seguramente también lo ignora, y del mismo modo que él no se lo esperaba. Ella ve en ese tipo de mediana edad, honrado, trabajador, desvalorizado y con su amor por la literatura y las palabras, algo que realmente le atrae. Las nubes densas y la lluvia de fondo con la alusión a la lluvia final de Rashomon; los pies de ella con su cicatriz en el tobillo; su necesidad reprimida de correr, en parte para huir de sí misma y también tratando de alcanzar su sueño; su sensualidad cuando se mete en la cama o el viento mece su cabello y su falda; su seriedad constante y sus silencios; su inteligencia y tozudez, que es la que vence la timidez de él; su uniforme despersonalizado que la hace más guapa y especial; su rechazo instintivo por lo convencional; su carácter arisco que se desarma cuando tiene entre sus manos una camisa que ha llevado él; el niño con el que conecta enseguida; la ciudad despersonalizada de fondo; el paso del tiempo que nos hacen sentir; en fin, todas las imágenes se ensamblan para crear la trama de una historia de amor única en una vida en la que ordinariamente no pasa gran cosa. Podríamos especular sobre las cosas que les une, que se nos muestran en sus ejercicios de introspección; sin embargo, una frase de él en uno de sus monólogos merece enmarcarse: «Sería muy frívolo ponerle nombre a ese sentimiento». Pese a todos lo aspectos cursis que se cuelan de por medio y una música excesiva, una preciosa y extraña historia de amor y de inspiración.