La celda de cristal (1978)

Tres libros fueron fundamentales en la clase de novelas que luego publicaría la brillante y controvertida escritora, Patricia Highsmith: “Crimen y Castigo” de Fiódor Dostoyevski, “Los Falsificadores de Moneda” de André Gide, y “La Mente Humana” de Karl Menninger. La primera novela, le permitió definir que cualquier persona, sin importar su temperamento, puede llegar a matar y esto solo depende de las circunstancias. La novela de Gide, le confirmó la dualidad humana y la estrecha relación que suele darse entre la ficción y la realidad; y el tratado del psiquiatra Menninger, le dio muchas luces sobre los intrincados senderos de la mente.

Cuando, Highsmith, escribe, “The Glass Cell” (La Celda de Cristal, 1964), lo hace inspirada en la correspondencia que intercambió con un recluso que comenzó expresando su satisfacción al leer la novela, “Deep Water”, y en otras misivas, comenzó a enterarla de los grandes traumas psicológicos que suele causar una larga condena. El protagonista elegido por la autora es, Philip Carter, un ingeniero de 30 años que, ante la tragedia que se origina en una de sus construcciones, termina cargando con la responsabilidad de los materiales utilizados en ella y, falsamente acusado de fraude, es llevado a la cárcel donde deberá purgar una condena de seis años. En prisión, Carter es víctima de toda suerte de vejámenes, mientras va rememorando los hechos previos a su llegada allí y, además, sufrirá el tormento de creer que su esposa está siendo infiel con el abogado encargado de su defensa.

Cuando recobra su libertad es, prácticamente, el punto clave donde comienza la adaptación que hicieran, Klaus Bädeker y el director alemán, Hans W. Geissendörfer, pero, omitiendo lo padecido entre rejas que, es esencial para comprender el fuerte cambio de personalidad que se produce en, Philipp Braun, como se llama ahora el personaje… y la manera como la cárcel suele minar la integridad y los escrúpulos de muchos hombres, es la denuncia básica pretendida por, Highsmith, con su impactante novela.

Aunque en los personajes centrales -Philipp, Lisa y David-, se advierte una suerte de abandono de las reservas morales, temática ya encontrada en otras obras de la escritora (“Extraños en un Tren”, por ejemplo), Geissendörfer nos permite advertir que, en realidad son muy sensibles, pero, luchan por ser ellos contra todas las represiones que reclaman las convenciones sociales… Hasta el acto de matar -si se quiere- podría lucir más como una metáfora (liberación) que, como ese hecho, directo y físico, que vemos en pantalla.

Resulta llamativo que, son un juez, un abogado y un empresario, los mayores tóxicos en la vida del joven ingeniero, y con esto, la también autora de, “El Talento de Mr. Ripley”, algo debe querer estar diciendo. ¡Ah!, traten de ‘ver’ -o percibir- a ese magnífico personaje que suele aparecer en algunas películas para ayudar, con sus truquitos, a que las cosas sucedan como deben suceder. ¡Así actúa en la vida real!

<<LA CELDA DE CRISTAL>>, es una película que se deja ver con indudable interés y las actuaciones de, Brigitte Fossey (Lisa), Helmut Griem (Philipp), Dieter Laser (David) y Walter Kohut (Lasky), resultan convincentes… por supuesto, si pueden acceder a la novela, no se pierdan la oportunidad de leerla.