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Amor joven (1973)

Amor joven
90 min.
6,6
59
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Sinopsis
Jeremy Jones estudia violonchelo en una escuela de arte de Nueva York. Allí ve a Susan Rollins, ensayando para una audición de ballet, y se enamora a primera vista. Él es muy tímido para acercarse a ella, por lo que recibe ayuda de su experimentado amigo Ralph. La primera impresión de Susan no es muy entusiasta, hasta que le oye tocar el violonchelo. (FILMAFFINITY)
Género
Romance Drama Adolescencia Música
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Jeremy
Duración
90 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
1973: Globos de Oro: Nominada a Nueva promesa masculina (Robby Benson)
1973: Festival de Cannes: Nominada a la Palma de Oro (mejor película)
9
Atrapar la realidad
Las películas de Serie B de bajo presupuesto y, más tarde, las producciones destinadas a la pequeña pantalla, han dejado un reguero de títulos destacables, como esta sensible historia de amor que consiguió el premio a la mejor ópera prima del festival de Cannes.

“Amor joven (Jeremy)” es una película pequeña pero no menor. Haciendo uso de una realización directa y desprovista de alardes técnicos, como si de un documento gráfico se tratara, la cámara no sólo logra captar y transmitir las emociones que provocan el descubrimiento del primer amor, sino que consigue la difícil captura del espíritu de la época. Pero lo que le confiere a la película una credibilidad y autenticidad que acaba por extenderse a todo su entorno y atraparlo son los dos protagonistas principales, con una magnífica interpretación sincera y natural. Todo ello, junto a una narración sencilla sobre los lugares comunes de la adolescencia, origina que la sensación de estar más cerca de la realidad que de la ficción termine por invadirnos y conmovernos. A pesar del tiempo transcurrido conserva todo su vigor y la capacidad de emocionar intacta.
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16 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Después de “Love Story"
He sido afortunada por dar con esta historia de amor adolescente de la que nada sabía. De la misma hornada que otros dramas románticos que pasaron casi desapercibidos en los setenta (como “Breezy” de Clint Eastwood), “Jeremy” cuenta con el encanto de lo genuino. Lo único que hay es un chico y una chica de unos diecisiete años que se enamoran. Del montón, una parejita más en la jungla urbana de Nueva York que contempla cada día a miles de tortolitos estrenándose en las emociones románticas.
¿Por qué es tan especial? Por eso. Por ser del montón. Porque Jeremy no es un adonis musculitos ni sonrisa Profidén de típica peli de quinceañeros. Sus ojos son muy lindos, pero los oculta tras unas horrendas gafas setenteras que le sientan como una patada en el culo, lleva una melena que no le favorece gran cosa y no llama especialmente la atención entre las muchedumbres neoyorkinas. Y porque Susan no va maquillada, lleva la larga melena al viento y sus ropas no detienen el tráfico.
Ninguno de los dos tiene el chistecito fácil bajo la lengua, ni la réplica ingeniosa lista para salir escopeteada. Se advierte el identificable miedo al rechazo, la inseguridad que ataca al encandilado que se retuerce entre las ganas de pedir una cita y esconderse debajo de la almohada, en ese sí pero no de si llamarla o no llamarla, las manos que sudan, la lengua trabada y verse un poco ridídulo frente al espejo. Uno enseguida se ve personificado y recuerda tanto los inicios de la primera vez como otros enamoramientos, con ese factor común de las cosquillas en la boca del estómago, los nervios, flotar en las nubes y andar con cara de tonto.
Hablan de las cosas que hablan las parejas en formación, descubriéndose, pasando por los detallitos que se quedan grabados al rojo vivo (cogerse de la mano, pasear abrazados, el primer beso, hacer cualquier cosa juntos y que eso sea tan excitante y vertiginoso como un viaje a la luna).
Y eso es lo que hay. Cuando el tiempo debería detenerse corre no obstante tan deprisa que nunca es suficiente para bebérselo todo. Demasiado aprisa.
Yo fui Jeremy, yo fui Susan, y entre las mejores remembranzas de toda la vida que a una la asaltan al ver este dramita de amor juvenil está la de recordar el tacto de su mano cuando yo era el centro del mundo caminando a su lado bajo las luces de neón.
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9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
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