Ladies and Gentlemen, the Fabulous Stains (1982)

Drama juvenil que sumar a otras cintas surgidas al amparo del lento avanzar del punk por los EEUU, que si, si, está dirigido por Lou Adler, el famoso productor y músico que contribuyo a edificar el blue-eyed-soul-pop de Los Angeles.

Mirad, soy de los que cree que lo de la política de los autores es un camelo, una trangallada. Ganas de simplificar el hecho de que una película es quizás el más complejo de los objetos artísticos que el ser humano ha sido capaz de crear en su tambaleante andadura, y por tanto, una obra colectiva en la que incluso un mal director puede ser obviado por un muy buen equipo y acabar funcionando. Así que quizás la culpa no fuese de Adler, pero la peli va a empellones, no tiene ritmo. A mayores, mezclar la sequedad típica del cine setentero yanqui con una fabula tan simplona me ha parecido un error de principiante.

En fin, que la peli acumula tantos fallos que comprender su status de culto solo puede hacerse desde la consideración del film cómo una historia que predice el advenimiento dentro del pop del feminismo encarnado finalmente por Madonna, el de la mujer sexual con pleno control de su vida... un concepto que, claro está, no era una verdadera novedad (Mae West, etc.), pero que se había perdido algo tras los puritanos y pacatos 50s y que ya llevaba varios años intentando ser explotado por la industria en forma de productos pop tan curiosos como Missing Persons (una banda formada por ex-músicos de Frank Zappa, con Dale Bozzio, ex-modelo de Hustler, de frontwoman... a la que la Ciccone le robo el típico hipido que tanto caracterizó su primerizo estilo vocal), Blondie o Plasmatics. A todos estos grupos, evidentemente, les faltaba el hecho fundamental de que seguían esa formula de mujer al frente de un grupo de hombres... por lo que siempre va a recaer sobre ella la sospecha de ser una mera marioneta en manos del resto de músicos de la banda. Y en eso si acierta la peli de Adler, en darse cuenta de que las mujeres necesitaban/querían una líder sin ninguna mancha de sospecha de ser un mero instrumento de los mandamases (masculinos) del negocio.

En todo caso, la cinta se deja ver sin dar dolor de cabeza ni aburrir en demasía y además es una oportunidad de ver al corazón de los Sex Pistols con Paul Simonon de los Clash cuándo aún eran jovenes de, más o menos, buen ver y a Fee Waybill, el líder de los excentricos The Tubes, parodiando el rol de glam-rock star que ya había parodiado con su banda en directo. Si con eso os llega...