Salvada (1931)

A partir de un relato sencillo, H. Beaumont consigue elaborar una estupenda película gracias a su habilidad discursiva, a su capacidad de fabulación, a una ambientación excelente y a una cámara versátil cuya complicidad con el director siempre realza el vigor de cada situación
Pero el final resulta algo precipitado, tiende en exceso a lo convencional y su moralina parece innecesaria.
J. Crawford, vitalista, veinteañera, pizpireta y seductora, ofrece una magnífica interpretación tanto en su registro dramático como en la faceta desenfadada y además nos obsequia con algunos pasos de baile y alguna pieza musical.
C. Gable y N. Hamilton le dan la réplica a gran altura.
El cine hablado todavía estaba en sus comienzos pero sus posibilidades de futuro ya se adivinaban magníficas.

La ya famosa Joan Crawford (superando la época muda que pocas actrices lo consiguieron) sale espectacular. Muy jovial, y "fresca" (como se decía en aquella época o liberal), se junta con aún el poco conocido Clark Gable.

Gable tuvo unos inicios difíciles, de muy joven ya quiso ser actor pero para sobrevivir tuvo que trabajar con su padre en el mundo del petroleo, luego tuvo oportunidades de trabajar en escenarios donde conoció el oficio y aunque no era muy bueno en su época hubo gente que confió en el material bruto que veían. Trabajaron su postura, su voz (que era aguda) y su forma de moverse. Y al final, a mediados de los años 20 empezó con papeles secundarios. Pero como no le daban oportunidades volvió a los escenarios, y en 1930 tuvo éxito en una obra y la MGM lo fichó y de ahí empezó su carrera cinematográfico, aunque trabajo mucho entre los años 30-31, no le dieron importantes papeles por aún la desconfianza que tenían sobre él. Pero finalmente, lo consiguió. Y aquí lo demuestra actuando junto a Joan.

Él, me cuesta reconocerle sin su clásico bigote, y un poco curvado lo hace también una imagen no muy gratificante. Un papel donde no se desenvuelve del todo bien, pero deja bien la fuerza y garra que años más tarde se le conocería. Supongo que también su rostro, bien parecido, causó sensación entre el público y fue también porque la MGM siguió apostando por él ya que no tenían un actor masculino referente.

La película, muy moralista, muchísimo, vuelve de nuevo a incidir en la infidelidad, la mujer objecto y el libertinaje. Meten la moralidad a saco, con una asociación que van pidiendo caridad para los pobres, donde hay una lucha entre ser "liberal" o andar "por el camino correcto". Ya os podéis imaginar como aaba, ya que lo que quiere sobre todo, es dar una lección. Intuyo de nuevo, que los años locos de los años 20 dieron mucho de sí para hacer muchas películas de este estilo.