La amazona caprichosa (1946)

Maridos y mujeres. Warren contra Warren. La guerra de los Warren.
Después de unos cuantos años de matrimonio, los Warren se encuentran en serias dificultades para recordar qué vieron en su cónyuge en aquellos lejanos días del esplendor en la hierba y de la gloria de las flores.
Hoy, la señora Warren ( Barbara Stanwyck), brillante amazona y apasionada de los caballos, apenas puede contener una sonrisa compasiva ante la derrotada figura de su marido tendido en el barro y apeado con violencia de su brioso corcel.
El señor Warren ( Robert Cummings) estalla furioso como la tapa de una olla a presión ;" ! El odia los caballos, siempre los ha odiado y siempre los odiará". " Me dijiste que los adorabas cuando nos conocimos"- le recrimina su esposa- "! Te lo dije en un barco!"- apostilla él- .Y es que la verdad, tarde o temprano, llega.
Tampoco es que ella se encuentre ya con fuerzas para fingir interés ante la profesión de su marido. Historiador y coleccionista de reliquias de la Guerra Civil, le llena de cachivaches la casa en lo que parece más un museo. También se le está agotando la paciencia.
No contribuirán en nada las frecuentes visitas torpederas de un antiguo amigo y admirador de la esposa ( Patric Knowles)- que espera sibilinamente su oportunidad para levantarle el botín a su rival- ni la arrolladora aparición de una joven y hermosa fan de su marido ( Diana Lynn), que aprovechará cualquier ocasión para comprometerle.
Ante semejante cúmulo de obstáculos a superar, la pareja acaba en divorcio. Pero, una vez libres, se descubrirán a sí mismos tratando de boicotear su propio divorcio, sin saber muy bien por qué.
No es el guion, esta vez, el punto fuerte de esta película que se presenta deslavazado, casi sin coser y con una historia excesivamente superficial y algo tonta.
Si algún mérito debemos otorgar al fin es a la interpretación de algunos actores- La Stanwyck destaca sobremanera, con todo su poderío, demostrando su gran habilidad para la comedia y prácticamente levantando al film de su medianía, junto con Peggy Wood, en el papel de madre de la señora Warren con buenas líneas y bien dibujada. También debemos destacar algunos gags y diálogos, mordaces e inteligentes ( el proceso de divorcio, la abuela leyendo el cuento autocensurado a los niños...)- aunque, esto, a veces, sólo sirva para hacernos suspirar y echar más de menos la ausencia de un guion más meticuloso y definido. La participación de los dos niños como hijos del matrimonio- con una jovencísima Natalie Wood- tiene también su mordiente pues sirven para ilustrar muy bien el grado de manipulación a la que serán sometidos por los adultos, en aras de conseguir sus propósitos.
Cummings cumple en su papel de marido indeciso y algo acobardado y también podemos destacar los gags del caballo obsequiado y la carrera final.
Finalmente, esa atmósfera agradable de la que estaban dotabas este tipo de películas. La cuidada fotografía, escenarios, vestuario, ambientación y todo eso, siempre hacían que te sumergieras en una agradable bañera cálida y relajante.
Si tan sólo se hubieran preocupado de trabajar un poquito más la historia...