The Birthday Party (1968)

Una obra difícil de clasificar, transita por derroteros oscuros en su disrupcion de la realidad, comienza de formas cotidianas, pero algo malsano flota en el ambiente, la extrañeza y el absurdo se apodera de los personajes hasta llegar a la angustia, vital tal vez.

Se trata de una obra incómoda, de visionado posiblemente desagradable, con notas de todo tipo, dulces, saladas, ácidas, pero en medidas tan escasas que no opacan el dolor, en una deformación de lo peor del interior de un ser humano que de por si sea pesimista y al que le cueste conciliar el sueño lo suficiente como para no discernir bien aquello que está o lo que no, o la diferencia que supone, aunque no se puede negar el ingenio en la propuesta, los silencios, cambios de ritmo súbitos, actuaciones implicadas, y la dirección de un Friedkin en uno de sus primeros trabajos pero con talento para las atmósferas inmersas en dolor y angustia.

Gente más avezada será capaz de discernir significados ocultos en cada línea de diálogo del valorado autor premio Nobel Harold Pinter, otros, no tendrán la paciencia para someterse al castigo, en mi caso aprecio varios aspectos formales y líneas de guion, aunque esa sala, tan común y extraña al mismo tiempo, me lleva a lo que bien podría ser uno de los círculos del infierno de Dante en esa deformación visceral y subjetiva en que fragmenta la existencia.