Arquímedes, el vagabundo (1959)

"Archimède, le clochard" es un film diseñado para el lucimiento personal de ese maravilloso actor llamado Jean Gabin, de hecho detrás del guión está un tal Jean Moncorgé que no es otro que el verdadero nombre del gran actor francés. Si exceptuamos los diálogos firmados por Michel Audiard la película descansa casi en su totalidad sobre los hombros del actor que da vida a ese peculiar vagabundo llamado Arquímedes que vive en un edificio en construcción y que es capaz de recitar con la misma facilidad poemas de Apollinare como de enumerar el teorema que lleva su nombre para que no se equivoque con la cantidad de alcohol que se vierte en un vaso que contiene cubitos de hielo.

El retrato que Gabin hace de este vagabundo no es triste por más que su situación personal lo sea y está dotado de notables dosis de humor a través principalmente de los diálogos irónicos que mantiene cuando entra en contacto con la clase burguesa, que lo mira con desdén, y de la cual él consigue burlarse de manera ingeniosa y divertida por medio de su elocuencia.
Sin embargo, pese al humor y la ironía, este personaje no está exento de un lado oscuro violento y negativo que se manifiesta principalmente cuando se encuentra ebrio y que hace que el espectador no idealice ni empatice plenamente con este vagabundo culto por más que, en muchos momentos, nos resulte simpático y entrañable.

Jean Gabin da todo un recital de interpretación y utiliza todos sus recursos para dotar a este personaje, con sus luces y sombras, de una personalidad irresistible desde el principio hasta el final.

Jean Gabin se lo guisa y se lo come todo en esta simpática comedia muy de la época en la que la pobreza no es mala, el alcoholismo es simpático y la burguesía tonta. Destacan también esos excelentes decorados que utilizaba el cine francés antes de la llegada de la Nouvelle Vague, aunque algunos, como el de la cantina donde Arquímedes gusta de titar botellas, 'cante' un poco.