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La emperatriz Yang Kwei-fei (1955)

La emperatriz Yang Kwei-fei
98 min.
7,5
1.381
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Disponible en:
Suscripción
Trailer (JAPONÉS con subtítulos en INGLÉS)
Sinopsis
Ambientada en la China del siglo VIII, narra la historia de amor entre el emperador Hsuan Tsung, viudo desde hace algunos años, y una joven plebeya que se parece mucho a su mujer fallecida. La familia Yang pretende proporcionar al emperador una consorte para poder consolidar su influencia sobre él tras la muerte de su esposa. Para ello, deciden preparar a una pariente del general An Lushan que trabajaba en la cocina, de quien se enamora locamente el emperador y convierte en princesa: la Princesa Yang Kwei-fei. Los Yang consolidan su influencia, pero An Lushan no queda conforme con la posición en la que ha quedado, lo que le motivará a tomar acciones contra los Yang. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Romance Siglo VIII Basado en hechos reales
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Japón Japón
Título original:
Yôkihi
Duración
98 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Japón-Hong Kong;
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Premios
1955: Festival de Venecia: Nominada a Mejor película
7
La musicalidad de los colores
Primera y penúltima película en color de Mizoguchi. Algo raro, porque no decirlo. Pero por aquellos años Japón triunfaba en todo festival que existiera. Un año antes la misma productora (Daiei Studios) ganaba con “La puerta del infierno” un Oscar al vestuario “por el color”.

Mizoguchi recoge un encargo de la productora con el objetivo de volver a componer un tapiz de colores vivos y casi auditivos. Antes, vira el guión para acercarlo más a sus convicciones políticas transformando el rol noble de Machiko Kyô en plebeya y dando un papel fundamental al pueblo.

No será esta película, ejemplificadora de la técnica de Mizoguchi. No encontraremos los plano-secuencias tan característicos en su cine, observaremos que la cámara es menos móvil y que casi no existen los exteriores y sus planos generalísimos, dando todo esto como resultado una sensación de momentánea teatralidad a lo largo del metraje. Esta rigidez teatral de la que a veces no puede salir, pudo ser debida también a la forma de rodaje en estudio a la que se vio abocado el director.

Como es habitual en su filmografía, será la mujer la que tenga que lidiar con las convenciones encorsetadas de la época y también como nos tiene acostumbrados, Mizoguchi recurrirá siempre que pueda, al fuera de campo para “mostrar” la violencia (1), procurando que esta no sea un fin, sino una forma para que los personajes puedan evolucionar.

Es imposible no acordarse de “Vacaciones en Roma” (William Wyler, 1953) cuando el emperador Xuan Zong (Masayuki Mori) y su amada ( Machiko Kyô) se escapan de palacio en lo que es una de las mejores escenas de la película.
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40 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Clásicos que no me gustan (II): La emperatriz Yang Kwei Fei
No me gusta por tres razones.

1.- Todas las películas de Mizoguchi están ambientadas en Japón, preferentemente en períodos anteriores a la época Meiji, de apertura a Occidente, pero también en el Japón contemporáneo. “La emperatriz Yang Kwei Fei” es un film que tiene lugar en China; naturalmente, como reparo es muy superficial, si no fuera porque me parece que Mizoguchi, posiblemente obligado, introduce en ella un elemento ajeno por completo a su obra: el exotismo.

A los que no estamos familiarizados con la cultura japonesa, sus películas nos resultan irresistiblemente exóticas, fascinantemente exóticas, aunque no sea esa la intención de su autor. Pero por debajo de esa primera impresión percibimos que se mueve una obra de arte que trata de pasiones universales cifrada en un lenguaje de rotunda originalidad y violenta perfección. “La emperatriz Yang Kwei Fei” obliga a Mizoguchi a moverse en un territorio histórico-social y, lo que es peor, en un escenario histórico-estético que no domina y cuya tradición le resulta a él mismo exótica. En, por ejemplo, la bellísima “Los cuarenta y siete samuráis”, la filmación de los rituales esconde siempre un significado teatral profundo, trágico o lírico; en “La emperatriz Yang Kewi Fei” predomina el exotismo pictórico.

2.- Esta fue la primera experiencia de Mizoguchi con el color, que le interesaba mucho en su programado salto a Hollywood. Tuvo un sinfín de problemas técnicos, de los que salió airoso, aunque la película se resintió inevitablemente, en especial a la hora de mover la cámara. Los clásicos planos secuencia de Mizoguchi carecen de la profundidad habitual; son muchas veces superficialmente descriptivos, sin ese sentido narrativo dramático que es la marca de su cine y una de las cosas por las que merece la pena vivir para ser cinéfilo. No obstante, hay que reconocer la belleza cautivadora de algunas secuencias y el delicadísimo uso de las tonalidades en la mayoría de la película.

3.- Es una película fatalmente blanda para ser de Mizoguchi. Cierto que narra una historia trágica, pero el Mizoguchi catártico que nos impacta y nos fascina después de habernos sumergido en el dolor más extremo, no aparece.

Y con esto termino abruptamente. Mi crítica está autocensurada, había comentarios de mal gusto que herían mi propia sensibilidad. Por el simple hecho de haberlos concebido, me impongo la penitencia de dos críticas laudatorias de películas de Mizoguchi; nunca un castigo me dará mayor placer.
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43 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
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