Town on Trial (1957)

Antes de convertirse en un conocido director de aparatosos éxitos en una carrera a caballo entre EEUU y Gran Bretaña –entre los que destaca la más que correcta “The towering inferno (El coloso en llamas, 1974) – el director británico John Guillermin rodó algunos títulos de interés, como este competente noir que trata de dilucidar el asesinato de una atractiva joven en el exclusivo barrio de Oakley Park. El relato se inicia con la confesión del asesino, para nosotros anónimo, en un fulgurante inicio que desemboca en un plano subjetivo. Un magnífico John Mills como el áspero detective Halloran y el veterano Charles Coburn como el doctor Fenner, protagonizan esta buena aproximación al género. Guillermin incide en el choque social entre el policía y el exclusivo y elitista mundo que le toca investigar, tan corrupto como cualquier otro, con sus peleas e incomprensiones intergeneracionales, crueldades, chantajes y arribismo. Interesante.

"- Este asesino va a atacar de nuevo. Conozco el patrón. Lo he visto una docena de veces. Si manejamos esta ciudad con guantes de niños, habrá otro funeral dentro de una semana".

Interesante y francamente conseguido film policíaco con gran intriga sostenida durante todo el metraje a pesar de que comienza con la captura del/la asesino/a a quien busca la policía, pero no viéndose su rostro sino sólo sus manos con las esposas puestas.
Esto hace que todo se narre desde un flash-backs que nos va contando las vicisitudes de la investigación, en medio de una comunidad que deja mucho que desear, gentes de la gran sociedad. Pero están llenos de envidias, hipocresías, mentiras y secretos inconfesables, que hacen sean lo peor de lo peor, aunque no en su totalidad, pero sí en la "fauna" en la que tiene lugar la historia y donde tendrá que bucear su inspector protagonista, hombre venido de los suburbios y que se ha ganado todo con el sudor de su frente.
Esto es lo más interesante del film, muy bien dirigido por John Guillermin, que tanto estaba a gusto dirigiendo grandes películas, como "El coloso en llamas", como con estas cintas, no muy conocidas pero respetadas y admiradas.
Buenos diálogos, gran fotografía en blanco y negro e intérpretes en estado de gracia, sobre todo John Mills y el veterano Charles Coburn.
Escenas como la del baile son magistrales por su puesta en escena y su poder atmosférico.
Merece la pena.

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