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Días sin vida (1959)

Días sin vida
123 min.
6,5
530
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Sinopsis
Una ex corista inglesa, transformada en brillante columnista de Hollywood, se convierte en el principal apoyo e inspiración de F. Scott Fitzgerald. El escritor se encuentra en el ocaso de su carrera y, además, su situación económica es muy precaria debido a los gastos que generan la estancia de su mujer en un hospital psiquiátrico y el internado de su hija. Para hacer frente a sus deudas, acepta un trabajo como guionista mientras trata de acabar una novela que lo sitúe de nuevo en la élite. Sin embargo, la adicción al alcohol, las riñas y las reconciliaciones son la nota dominante en su relación con la periodista. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Romance Biográfico Literatura
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Beloved Infidel
Duración
123 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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7
Scott Fitzgerald
Antepenúltimo film realizado por Henry King, basado en el libro de memorias "Beloved Infidel" (1957), de Sheilah Graham, escrito por ésta y Gerold Frank. Se rodó en cinemascope en los Fox Studios. Producido por Jerry Wald, se estrenó en EEUU en 1959.

La acción tiene lugar en Southampton (RU), NY, Hollywood, Tijuana (Méjico), Chicago y Malibú (LA), entre 1936 y 1940. Sheilah Graham, de soltera Lily Sheil, nacida en Inglaterra, se crió en un orfanato y trabajó como corista. Casada con John Graham Gillam, obtuvo el divorcio en 1937, cuando ya vivía en EEUU. Unida sentimentalmente al novelista Francis Scott Fitzgerald (1896-1940), fue su pareja en los 3 últimos años de vida del escritor. Éste estaba casado con Zelda Sayre, esquizofrénica, recluida en un centro psiquiátrico. Eran padres de una hija, Frances, nacida en 1921, que estudiaba en un internado.

La película focaliza la atención en los años de relación de pareja de Scott y Sheilah y trasmite el punto de vista de ésta, recogido en el libro de memorias que sirve de base al film. Se explica una historia de amor agridulce, con momentos de alegría y situaciones de frustración derivados de la adicción de Scott al alcohol y de frecuentes episodios de riñas, maltrato y violenica doméstica, de los que Sheila era víctima. La tensión dramática se apoya, también, en el proceso de degradación física y decadencia profesional del novelista, afectado por su fracaso como guionista de cine, su apurada situación económica (gastos de residencia de Zelda en el centro psiquiátrico y de estudios de Frances), el deterioro prematuro de su salud y el rechazo por los editores de los primeros capítulos de la novela "El último magnate", que dejó inacabada. El amor de la pareja se ve ensombrecido por el afecto y ternura que Scott siente por su esposa enferma, de la que nunca dejó de estar enamorado, pese al silencio de la película sobre este tema. La figura de Sheilah corresponde al de una mujer luchadora e independiente, que trabaja como columnista acreditada de prensa. El film muestra algunos detalles curiosos: un modelo atrevido de traje de baño de los últimos años 30, un avión comercial con asientos y camarotes, visitas domiciliarias de los médicos de cabecera e imágenes del primer trasatlántico "Queen Mary".

La música, de Franz Waxman, recogida en 14 temas, combina composiciones románticas, idílicas y dramáticas, siempre vibrantes, apasionadas y emotivas. Destaca el tema principal "Beloved Infidel" y "Blue Moon", "Tijuana", "Malibú" y otros. La fotografía, de Leo Shamroy ("Cleopatra", 1963), muestra preferencia por los espacios amplios y abiertos y hace uso de una paleta de colores suaves, con los que alterna sinfonías de azules y sinfonías de dorados/ocres/crema y grises, contrastados con manchas oscuras que articulan y dan consistencia a la composición. El vesturio de Kerr es variado, colorista, sobrio y elegante. El guión se fundamenta en unos excelentes y brillantes diálogos a dos.
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25 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Película de bulto para Peck y Kerr
Una historia parecida a otras: autor de éxito fracasado y alcoholizado escribiendo guiones cutres para sobrevivir conoce a chica lista, ambiciosa, en ciernes de convetirse en la gran columnista del cacareo de Hollywood y lo más seductor: dispuesta dejarse enseñar.
A mí me cabe la gran duda de si se enamoran realmente. ¿Se enamoran? ¿Se autodestruyen? Se utilizan: él para recuperar la pasión por escribir; ella para escalar posiciones en el mundillo.

La pareja no funciona. No hay química.
Deborah persiste en su gélida actitud y pose, cuando por su papel debería rasgarse las vestiduras y echarle desfachatez y pasión al asunto.
Él no está para nada convincente; vamos, que la Deborah no le pone.
Las escenas de esa mujer en la playa son qué curioso, siempre las más sugerentes; también las únicas.
Luego se dedica a poner cara de bobalicona, como si soñara despierta todo el santo día.
Es una buena escena, bien lograda, la de la pelea. Creo que ahí debiera terminar la historia que entre estos dos no cuaja en ningún fotograma.
Un momento tenso... el ataque de ansiedad. Algo que hace presagiar el final, aunque vaya!, parece que todo se intuyera desde el principio.
Peck no luce sus encantos, insisto, porque la Kerr no desata su líbido y viceversa. Está encorvada, demasiado bien peinada a base de insulsos moños. Tanto que parece, se asemeja más a la Primera Dama, esposa del presidente que a una Escarlata dispuesta a comerse el mundo.
En el cine de la época en Hollywood, las rubias son angelicales y ñoñas. Las morenas son fieras.
Es la desventaja de Deborah.
Ni siquiera los diálogos son consistentes (más tratándose de un novelista y una periodista).
Muy floja. Una pelicula, creo, para hacer bulto en la dilatada y formidable carrera de ambos actores. Fin.
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24 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
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