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Haunting of the Innocent (AKA A Haunting in Massachusetts) (2014)

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LA EDAD DE LA INDECENCIA...
Indignado. Así me siento después de haberme tragado el truño más grandes de todos los tiempos, y aún viéndomelas venir, desde el minuto 3, he soportado-y no me pregunten por qué- sus 100 minutitos y 45 segundos de duración.
Antes de entrar en enjundia, diré, para tratar de autoengañarme, que la peli es del género “Melrose Place”, un subgénero que se caracteriza porque te tirarías a todo el reparto sin excepción más allá de las legales y las de sentido común y cuyo máximo logro es mantener la atención de una mente calenturienta durante los cinco minutos en los que se presentan a los personajes.
Vale, como eso, cumple, la verdad, porque toda su virtud es que los protagonistas están como un auténtico quesazo. Empezando por la ESPECTACULAR Hannah Cowley, en el papel dela vikinga Beyla, siguendo por Rib Hillis como el huevón marido cabroncete Tom, cuyos abdominales oblícuos parecen fruto de los efectos especiales hasta que el director hace uso de ellos y vemos que no, que los FX de la peli son tan cutres que esa anatomía tiene que ser real. Nos dejamos a la protagonista, una Jessica Morris guapérrima y a la amante, Mariah Bonner, y sus pequeños pechos saltarines. Lo más heavy es que llega un momento en que la única neurona que tienes medio atenta avanzado el metraje te hace plantearte si no tendrías también un revolcón vaquero con el abuelo. Y la respuesta es: “Pero claro, por supuesto...”
Y vuelvo a mi indignación.
Hay temas que para ser tratados en el cine, o se es un descabellado cabestro sin sentimientos, imbécil o se tiene una sensibilidad especial y la cosa se hace con una finalidad concienciadora o como rechazo a lo que se está contando. En este caso me refiero a la violación.
La peli empieza con nuestra prota volviendo a casa y siendo brutalmente violada por un tipo al que ni siquiera vemos. Pronto, nos damos cuenta de que la única finalidad es que como consecuencia del trauma que se le queda a la chavala, la familia se traslade al Oeste, con el padre de ella (el abuelo frungible). No se vuelve a hacer la más mínima alusión a un tema tan delicado hasta que en el minuto 70, el marido, poseído por el espíritu de un vikingo salvaje, vuelve a violarla. Y es entonces cuando la tipeja le explica que disfrutó (en la peli es mucho menos sutil y utiliza la expresión “me vine dos veces”) con la primera violación del desconocido. Y ya por ahí sí que no. Todo se torna desagradable, repugnante e indignante. Pienso cómo se puede sentir cualquier víctima de abuso viendo semejante mierda y me dan ganas de arrancarles la cabeza a los guionistas, Ian Ascher y Chris W. Freeman y al director Matt Hish y tirarlas por el retrete. Porque cuando se estrenó Irreversible, de Gaspar Noé, peli que no me canso de recomendar porque me parece una auténtica obra maestra, se tachó a la cinta de irreverente y sin escrúpulos por el retrato salvaje y desagradable que ofrecía de la violación de mi adorada Bellucci y que tenía no sentido, sino más que justificación en el metraje. En el bodrio que nos ocupa no lo tiene, y sólo por eso, deberíamos mantenernos lo más alejados que pudiéramos. Para mí, ya es tarde, ya estoy encabronado, y aunque ni siquiera merece el tiempo que estoy dedicando a esta reseña, lo haré para descalificar todo su contenido por completo. Cien minutos terribles contemplando cómo un cadáver apestoso desde el principiose aboca a sí mismo a las profundidades de las pestilentes alcantarillas donde el cine malo debería ser devorado por ratas infectas de ojos rojos ávidas de eternos fracasos como éste, carente de argumento, de trama visible, historia, explicación, contexto, razón ni destino convincente o al menos entendible y justificable.
“Haunting of the innocent” es además un título equivocado. La inocentada es que se nos presente como película una sucesión de despropósitos en la que se nos cuelan unas imágenes que no tienen ni piés ni cabeza, ni sentido alguno y que nos hace revivir el regreso de esos colegas de viaje, con las eternas horas en las que te enseñan sus fotos una tras otra. Aquí tenemos salamandras, cuervos, troncos, ramas, campos de cereal... Mostrados como diapositivas y con el único afán de rellenar el metraje y hacer que sobrepase de largo la interminable hora y media de sandeces donde un guión que parece escrito por un gorila con una tablet hace aguas en todos y cada uno de los puntos de la historia. Así que los inocentes aquí somos los lerdos que como yo, hemos aguantado su metraje completo.
Porque la familia, la violada que disfruta, el marido que le pone los cuernos y luce oblícuos y el hijo, el peor actor adolescente de la historia, llegan a casa del abuelo para oh! Sorpresa!, revivir una historia legendaria en la que los vikingos llegaron hasta el Oeste de los USA, lo cual demuestra que el gorila no ha mirado la enciclopedia Encarta Historia para ver lo equivocado que estaba en su planteamiento.
SIGUE EN SPOILER
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