Thor and Loki: Blood Brothers (Miniserie de TV) (2011)

"Thor" siempre ha sido un personaje secundario para Marvel, al menos a nivel comercial. No hace falta ser un entendido en cómics (no lo soy) para darse cuenta de que su tirón queda lejos que el de emblemas como los "X-Men" o "Spiderman". Sin embargo, el Dios del Trueno es necesario para la macroproducción que se prepara para 2012 (The Avengers), así que tocaba darle un poco de caña al personaje y meterlo en tantas partes como fuese posible. Así, es titular en series como "The Avengers: Earth’s Mightiest Heroes" y sólo en 2011 le vamos a ver en nada menos que en cuatro producciones: la sosa "Thor" de Kenneth Brannah, su versión Asylum "Almighty Thor", el largometraje de animación "Thor: Tales of Asgard " (con Sam Liu en la dirección) y el presente "Thor and Loki: Blood Brothers". Tampoco hace falta ser pitoniso para adivinar que era este último el trabajo el más dudoso de todos por su simple concepción: un motion-comic estrenado digitalmente y dividido en cuatro episodios. 65 minutos en total. "Lo bueno si breve..."

He de admitir que no espero absolutamente nada del trabajo de Sam Liu con "Tales of Asgard", ya han sido muchas veces las que ese tipo la ha cagado con buen material y no creo que esto vaya a cambiar. El caso es que "Blood Brothers" puede hacer las veces de sustituto desde el momento en que su naturaleza de cómic animado es llevada al extremo. De hecho, es literal, porque lo que Jöel Gibbs y Mark Cowart han hecho es dar vida a las viñetas sin perder nada de lo que se mostraba en éstas. Dicen que el cómic es uno de los mejores del Dios del Trueno, a pesar de que (curiosamente) sea Loki, su hermano, el protagonista. Vemos sus dudas, sus ambiciones, conocemos su pasado y la narración se limita a un día en el que debe tomar importantes decisiones.

No es muy poderosa su animación aunque artísticamente sea un trabajo sólido, y "Blood Brothers" no conquista por su densidad, aunque en dos minutos se profundice más en los personajes que en toda la película de imagen real coprotagonizada por Natalie Portman. Lo que sorprende de la nueva producción de Marvel Knights Animation es la validez de su formato. Lo bien que funciona todo a pesar de su extrañeza, alternando pasado y presente de forma bastante simple, pero efectiva. Al final, tras poco más de una hora, queda la impresión de no haber perdido el tiempo y de haber disfrutado -sin excesos- de un trabajo único, que no marca un antes ni un después, ni lo intenta. Se limita a contar una historia (sin apenas acción, eso sí, no esperéis la típica película de superhéroes porque casi, casi todo, es un drama palaciego) y hacerlo bien. Desde luego, una obra muy por encima de la rama animada de Marvel, que nos ha dejado despojos como "Ironman" o los "Next Avengers".

¿Quién es Loki sin Thor? ¿Qué es un villano sin su némesis? El material de arranque de Robert Rodi y Esad Ribic, titulado “Thor y Loki: Hermanos de sangre”, es sumamente interesante. Thor y Loki son hermanos y el papel del héroe está tan definido como su protagonismo, pero aquí el peso de la historia lo lleva el villano como poeta y trovador de sus aspiraciones y desgracias. Un último canto antes del mismo y fatídico final. Da lo mismo el plano y el espacio porque las historias acaban igual en millonésimos reflejos de Asgard. Y esa maldición irresoluble del villano no quede tan bien manifiesta en esta adaptación a la que le falta cierto ritmo o reducción a un poema de esencia y cadencia. Una miniserie de 4 episodios queda como un material adicional en ese novedoso punto de vista y asperezas del poder. Desde luego la imagen que dibuja Loki aquí de Thor nos podría recordar a los flashbacks sobre Snape en “Harry Potter y el Misterio del Príncipe”, sobre su perspectiva del padre de Harry Potter en una historia velada. En un punto en el que entendamos su comportamiento y su eterna mentira.

“Thor and Loki Blood Brothers” está dominada por la ambigüedad de intenciones del protagonista en un claro amor-odio hacia su némesis y hermano. No falta Odín ni drama familiar y mucho menos defraudará pero el problema que tiene es que al intentar atrapar los tiempos de la novela gráfica queda suspendida en un hilo. Calidad no le falta, psicología tampoco. Con una mera estrofa ya hubiera bastado porque esa melancolía de un último suspiro antes del fin queda tan reiterada que acaba por condenarnos a la burla y el olvido.