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Tiro en la cabeza (2008)

Tiro en la cabeza
85 min.
4,3
1.259
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Disponible en:
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Sinopsis
El 2 de diciembre del 2007, tres etarras asesinaron a dos guardias civiles (Fernando Trapero y Raúl Centeno) con los que casualmente se encontraron en una cafetería en Capbreton, en la región francesa de Las Landas. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Cine experimental Terrorismo ETA
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
Tiro en la cabeza
Duración
85 min.
Guion
Fotografía
Compañías
Premios
2008: Festival de San Sebastián: Nominada a la Concha de Oro
"Asombra y conmueve con una inquietante, incómoda y brillante reflexión sobre la violencia etarra. (...) Sencillamente brillante."
[Diario El Mundo]
"Todo lo que me cuenta Rosales me provoca un tedio excesivo, pero también lo que pretende sugerirme, o lo que me oculta. La visualización de la grisácea cotidianeidad de este profesional del horror me parece tan estéril como pretenciosa."
[Diario El País]
4
2
Positiva
1
Neutra
1
Negativa
1
El día que fui al cine con mi hermano, mi cuñada y la parienta
Apoteósico. Nunca he vivido algo semejante en una sala de cine. Hace diez minutos que he llegado a casa y todavía me estoy descojonando.

San Sebastián, 22:00. Lugar: Kursaal Auditorio. Fecha: 23-09-08. Aforo: 1500. Afluencia: 1300 aprox. Ocasión: Sección Oficial del Festival de Cine de San Sebastián.

Quedamos en el Pikatxilla, una cervecería enfrente de los Cubos de Moneo a las diez menos cuarto de esta noche. Tras los besos y saludos de rigor pisamos la alfombra roja y presentamos a los uniformados nuestras invitaciones. Nuestras chicas están fabulosas. Nosotros también. Como debe ser. Justo cuando entramos aparece un coche entre antiguo y raro que se detiene a tres metros y comienzan a saltar los flashes. Es Jaime Rosales y su cohorte. Como si de un anticipo emocional se tratase, pasamos de ellos y nos introducimos en el gran cubo. Nos toca anfiteatro. Pues vale.

El Cubo acojona. Los entendidos comentan que posee una de las mejores acústicas de Europa. No lo pongo en duda ya que durante La Quincena musical donostiarra, si uno es aficionado a la música de violines puede vivir sensaciones que un cd jamás te podrá dar. Lo comprobé durante una exuberante 1ª sinfonía de Brahms. Nos repartimos en el ala izquierda del anfiteatro. Está repleto. Saludo, a señas de mi hermano, a un viejo compañero y enemigo del colegio que se sienta justo detrás. Ha engordado unos 30 kilos, y aunque me joda, reconozco por lo bajini que su señora tiene un buen revolcón. Me pregunta por mí y lo despacho rápida pero elegantemente. Le pongo con disimulo la mano en el paquete a mi chica y ella pasa de mí. Aplausos de la masa al director y su cohorte. Luces fuera.

-Minuto diez: las dos mujeres sentadas delante de mi cuñada y un servidor, se levantan y se van. ¿Qué ha ocurrido hasta entonces? Ruido. Ruido de coches y voces lejanas mientras los actores hablan pero escapan del diálogo. Imágenes que no cuentan absolutamente nada van pasando delante de nuestros ojos: una estación de tren, una ventana que está cerrada y se abre, una cena en un piso... y nadie dice nada, ni transmite nada. Lo único que se escucha aparte del ruido de las motos, son los comentarios vivaces y cabrones de mi único hermano. Las de delante se ríen bastante. La gente comienza a sentirse incómoda. Cualquier tío, repito, cualquier tipo con una educación mínima podría haber rodado lo que hasta ahora se nos muestra, y además ahorrándose a los técnicos de sonido.

-Minuto 20: una mujer de las primeras filas se levanta y al grito de: "Qué me devuelvan el dinero de las entradas, esto es insoportable" se marcha taconeando para jorobar todo lo posible a las 1300 personas que asombrados la vemos marchar. De repente el anfiteatro estalla en vítores y aplausos. Duran unos diez segundos. Somos escoria, lo sé. Aquella santa varona consigue relajarnos durante ese breve instante. Un instante para enmarcar. Puedo sentir la puñalada en el corazón de Jaime Rosales. Me encanta. Qué pedazo de m...
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312 de 464 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
¿Por qué?
Resulta difícil ver esta película de forma desapasionada. Olvidarse de los individuos reales retratados. Unos dirán que es tibia con los terroristas. Otros dirán que no refleja las raíces del conflicto. Yo mismo no consigo verla con el distanciamiento necesario.

Quizás, a eso se refiera el director cuando sostiene que está hecha para “los espectadores del futuro”, aquellos que puedan acercarse a ella como quien lee un reportaje zoológico.

===

Dice Ion Arretxe: "Es una película cruel y conflictiva, que puede dejar al espectador desasosegado e irritado, pues nos muestra algo que, en el fondo, todos sabemos y nadie quiere ver: un terrorista es, nos guste o no, una persona normal."

No estoy de acuerdo.

Primero, ¿qué es la norma? ¿Y lo normal?

Segundo, ¿acaso Pol Pot, Hitler y Stalin no comían, bebían y cagaban? ¿Quién dice que los actos normales, cotidianos, no forman parte de las personalidades monstruosas?

Tercero, estoy convencido de que el director no suscribiría esas palabras pronunciadas por Arretxe.

===

Dice Jaime Rosales: "Tuve muy claro el estilo y la forma de trabajar desde el primer momento. La manera de rodar no ha tenido nada que ver con mis trabajos anteriores. Se parecía más a la manera de trabajar empleada en los documentales de animales."

Ese es, indudablemente, el estilo formal de la cinta. Una aproximación, desde fuera, a la vida y costumbres de unos seres aparentemente incomprensibles. A través de la observación de sus rutinas el director quisiera vislumbrar las claves de sus actos de violencia. Pero tales actos no se explican por el hecho de que el individuo compre discos en la FNAC, hojee El jueves o beba un par de copas con los amigotes.

"Lo único que sé es que lo que me mueve a realizar una película es siempre lo mismo: la necesidad por entender al ser humano; la posibilidad de explorar el lenguaje del cine buscando nuevos caminos."

En mi opinión, aunque la peli pueda no gustar, la autoexigencia y la rectitud artísticas de Jaime Rosales son indiscutibles.

Por otro lado, la cinta es neutra o amoral. Depredadores, presas. Aunque, en este caso, ambas especies son personas. Y eso dificulta nuestra digestión.

===

Observamos lo que sucede con un cristal (la cámara) de por medio. Un cristal que siempre está presente e incluso se desdobla en otro cristal dentro del cuadro. Como si todo aconteciera en una pecera y el lenguaje de los peces nos fuera indiscernible.

Sólo percibimos las risas y el rugido: ¡Txakurra! No tenemos acceso a lo que hablan.

El juego de los ojos en el restaurante alcanza intensidades increíbles. No se puede contar más con menos elementos.

===

A mí la independentzia no me indigna. Me indigna el tiro bat buruan, el tiro en la cabeza.

"Yo no hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón." (Jorge Luis Borges)

Y, por desgracia, aún queda muy lejos.
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99 de 135 usuarios han encontrado esta crítica útil
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