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Neil Young: Heart of Gold (2006)

Neil Young: Heart of Gold
103 min.
7,4
765
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Trailer
Sinopsis
Retrato musical íntimo del legendario cantautor Neil Young, filmado con ocasión de la presentación mundial en concierto del disco Prairie Wind en el célebre Ryman Auditorium de Nashville. La música brinda una perspectiva rica y emotiva de la relación de Young con la familia y los amigos, con la mortalidad y con el paso del tiempo. Le acompañan en escena muchos viejos cómplices musicales, entre ellos su esposa Pegi Young, la estrella del country Emmylou Harris y el guitarrista Ben Keith. (FILMAFFINITY)
Género
Documental Conciertos Documental sobre música
Dirección
Reparto
Documental
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Neil Young: Heart of Gold
Duración
103 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
"Un concierto rodado con excelente gusto, con un montaje sabio"
[Diario El País]
7
Corazón de oro
El verdadero corazón de oro del filme de Jonathan Demme se encuentra en los extras que acompañan la edición en DVD: entrevistas, diario de los ensayos e incluso una canción extra, “He Was The King”.
Tan verdadero como el propio corazón musical de Neil Young cuando en el 2005 le fue diagnosticada una grave enfermedad. No se escondió ni se hundió ante una probable visita de la muerte: reunió a su banda y organizó un concierto en el Ryman Auditorium de Nashville para interpretar las canciones del que iba a ser su nuevo álbum, “Prairie Wind”, confiando la grabación del directo a Demme. Y éste hizo lo que ya había realizado en “Stop Making Sense” (1984): filmar un concierto centrándose en el escenario, sin efectismos, buscando en numerosos primeros planos y medios un respeto sagrado por el artista.

Ni siquiera le hace falta fijarse en la segura emoción del público ante un repertorio de un disco menor, que gana en directo y de qué manera, al que se suman piezas de su colección country-folk: “I am a child”, “Old man”, “Harvest Moon”, “Needle And The Damage Done”, “Heart Of Gold”, "Old King" o “Comes A Time”.
Las emociones están reflejadas en ese recorrido biográfico con confidencias y recuerdos entre canción y canción, en esa agradable compañía de Emmylou Harris y su mujer, Pegi Young, entre otros y en los gestos que examina detenidamente Demme.

Al final no fue una despedida. El corazón de oro del canadiense sigue latiendo con fuerza y en pie de guerra y Demme, que ya había contado con Young en la banda sonora de “Philadelphia”, demuestra que desde la sencillez y el respeto el arte puede alcanzar las más notables emociones.
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23 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
El último show
Neil Young, recuperado de su reciente aneurisma cerebral, tenía nuevo disco (Prairie Wind) listo para presentar en directo en el Auditorio Ryman de Nashville, la capital del country, de lo que anda sobrado ese álbum. Así que Heart of Gold es poco más que la película de aquel concierto, en que Young interpreta al completo su nuevo disco. La verdad, el álbum es un poco irregular, pero en directo suena inmejorable, acompañado por una banda de músicos casi ancianos vestidos a lo vaquero e interpretando su country-rock como si la música no hubiese cambiado desde 1973. Sé que asusta un poco, pero es una auténtica joya. No es sólo la música lo que brilla, sino la aproximación a ella que realiza Demme. Es uno de los conciertos mejor rodados que he visto, un alarde de belleza y sobriedad visual que huye del efectismo y la espectacularidad que no dejan de vendernos hoy en los productos de este tipo. La cámara suele permanecer quieta, acercándose al rostro de los protagonistas en lugar de a sus instrumentos, dejándose expresar a través de sus ojos: de la complicidad entre Young y su esposa Pegi, también en el escenario; de cómo se iluminan cuando Young habla de su padre... Cuando acaba una canción la pantalla funde en negro para retornar con la imagen de Neil Young sobre el escenario, con un impecable traje blanco, su sombrero y su vieja guitarra (la misma con la que Hank Williams actuó por última vez en Nashville, la misma con que compuso Heart of Gold u Old Man), o se sienta al piano sobre un fondo compuesto por los violinistas que le acompañan, siempre inundado en tonos amarillentos, áridos y melancólicos como la propia música. Es una película que consigue emocionar sin apenas diálogos, aunque las pocas veces que hacen acto de presencia suelen reclamar su protagonismo; y, en su parte final, es casi una celebración. Acabados los temas del citado Prairie Wind, el escenario se llena de clasicazos como I Am a Child, The Needle & the Damage Done o Heart of Gold (¿cuantas veces ha aparecido ya?) y finalmente el film se completa y adquiere todo su significado.
[sigo en spoiler]
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
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