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Los Cuatro Cocos (1929)

Los Cuatro Cocos
96 min.
6,5
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Trailer (INGLÉS)
Sinopsis
Primera película de los inimitables y geniales hermanos Marx. Groucho es el director del hotel "Los Cuatro Cocos" que atraviesa dificultades económicas. Debido a una inminente quiebra, se procede a la subasta del hotel por parcelas, pero la cosa se complica con la llegada de Chico y Harpo, y el robo de un valioso collar. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Musical
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Cocoanuts
Duración
96 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
7
''Uno para todos, y todos para mí; yo para vosotros, y tres para cinco, y seis para veinte.'' (6.8)
No es éste su mejor trabajo, pero sí uno de los mas alocados.
Como (casi) siempre, hay demasiados números musicales innecesarios (menos mal que se inventó el avance rápido en los reproductores) y Zeppo está fuera de lugar.

A continuación, algunas frases memorables; aunque no todas, pues sería imposible recordar tanta verborrea delirante aun viéndola mil veces. Algunas las he modificado un poco, como es lógico, para no pasarme de las palabras permitidas, pero, esencialmente, conservan todo su... ¿significado?

Aclaraciones previas: El Sr. Hammer (Groucho Marx) es el director del hotel Los Cuatro Cocos y de la hacienda que lo engloba, la cual está en apuros financieros debido a una mala situación geográfica, por lo que intentará venderla al mayor precio posible, "engañando" si hace falta; Chico y Harpo son un par de ladronzuelos que se hacen pasar por clientes para afanar absolutamente todo lo que se les ponga a tiro.

• Los botones reclaman al director que les pague sus sueldos de una vez.
Groucho: Así que queréis vuestro dinero.
Botones: Sí, queremos que nos pague por nuestro trabajo.
Groucho: ¡Ah!, entonces queréis mi dinero, no el vuestro. ¿Acaso os pido yo el vuestro? No, amigos, el dinero nunca os hará felices; y la felicidad no os procurará dinero.
Botones: ¡Queremos nuestro dinero!
Groucho: Os haré una promesa: si os quedáis conmigo y trabajáis duro, nos olvidaremos del dinero. El sueldo le quita al hombre su libertad. No olvidéis que no hay nada como la libertad (excepto una buena caña de cerveza en un día de calor). Sed libres, amigos míos. Uno para todos, y todos para mí; yo para vosotros, y tres para cinco, y seis para veinte.

• Groucho, intentando vender la hacienda a Margaret Dumont: «Playa Los Cocos, a mil kilómetros de Nueva York en línea recta, y a 1500 en línea quebrada. Es la zona más exclusiva de Florida: no vive nadie. Y el clima... nuestro lema es: "Sin nieve, sin hielo y sin gente". ¿Sabe que la población de la playa Los Cocos se ha duplicado en una semana? Sí, han nacido tres perros, y esperamos un chivito mañana».

• Tras abrírsele la maleta accidentalmente a Harpo.
Groucho: He, oiga, ¿sabe que su maleta está vacía?
Chico: Sí. Ya la llenaremos antes de marcharnos.

• Chico, dirigiéndose a Harpo: "Haría cualquier cosa por dinero. Mataría a alguien por dinero. Te mataría a ti por dinero. Je je je; no, hombre, tú eres mi amigo: a ti te mataría gratis".

• Groucho, dirigiéndose a uno de los botones: "Si ves que entra un cliente, lo atas y lo marcas".

• "Hace tres años yo vine a Florida sin un centavo en el bolsillo. Ahora tengo un centavo en el bolsillo." (Groucho Marx)

• "Me voy a esperar a que lleguen en el tren de las 4:15. Si no he vuelto antes, es que todavía lo estoy esperando." (Groucho Marx)

• "Esta es mi llave maestra. Es que yo soy muy culto: hasta mis llaves tienen carrera." (Groucho Marx)
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32 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Money, money, money
El debut de los Marx en el cine sonoro se produjo con “The cocoanuts” o “Los cuatro cocos”. Hijos de inmigrantes alemanes y con ascendencia judía, Julius, Leonard, Adolph/Arthur, Herbert y Milton Marx (que adoptaron los nombres artísticos de Groucho, Chico, Harpo, Zeppo y Gummo) empezaron a destacar como músicos y cantantes, talento que les venía de la tradición familiar. Acostumbrados a las tablas y a las actuaciones ante un público, los Marx se curtieron en giras en las que sus espectáculos fueron evolucionando hacia una mezcla de humor disparatado y mordaz, y números musicales.
Habían estado representando “The cocoanuts” durante varios años, hasta que la Paramount trasladó la obra al cine en 1929.
Todas las películas en las que los talentosos hermanos intervienen juntos (Gummo fue el único ausente, y posteriormente también Zeppo abandonó los platós de cine), siguen más o menos argumentos similares, pero éstos no son más que trampolines para resaltar la explosión creativa, espontánea y delirante de algunos de los cómicos más laureados de la historia.
Que se desarrollen en un hotel en quiebra (como es el caso), o en una ópera, o en el Salvaje Oeste, o en un país imaginario, es algo meramente secundario. Por encima de esas urdimbres accesorias, acudimos a una colección de gags humorísticos inmortales, a imparables juegos de palabras, a escenas musicales de gran calidad, y a algunos de los diálogos más chispeantes, absurdos y descarados que hayan dado los guiones cinematográficos.
Una comedia de los hermanos Marx es una batidora gamberra, artística, desternillante, ácida, crítica y optimista. Es como asistir a un número de varietés donde te garantizan pura diversión y entretenimiento inteligente. Con ese aire característico de ingenua ligereza (que resulta no ser tan ingenuo), se colocan en el punto de mira grandes defectos sociales como el poder desmesurado del dinero, los prejuicios de clases, las conveniencias, los “amores” interesados, la superficialidad que lleva a muchos a fijarse antes en las apariencias que en su verdadera condición…
Cada película de los Marx es un universo tronchante repleto de irreverencias, de sana alegría, de soluciones surrealistas ante la adversidad, de finales felices y de socarrona ironía.
Además, también servían como puente hacia el estrellato a nuevos actores y actrices, y a talentos poco conocidos de la canción, que en ellas regalaban sus dotes para el canto.
Por no hablar de actrices fetiche como Margaret Dumont, que acompañaría a los hermanos en diversas ocasiones a lo largo de su carrera.
Pasen y vean… Y ríanse, disfruten de estupenda música y de gags que a menudo despiertan a ese niño travieso y despreocupado que llevamos dentro.
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21 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
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