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Los espabilados (Serie de TV) (2021)

Los espabilados (Serie de TV)
27 min.
4,7
334
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Sinopsis
Cuenta la historia de Michelangelo, Guada, Yeray, Lucas y Samuel, un grupo de extraordinarios jóvenes que escapan de un centro psiquiátrico para adolescentes en busca de su lugar en el mundo. A pesar de sus diagnósticos clínicos, estos chicos se enfrentan a la vida con humor y valentía porque en su interior tienen claro que es la sociedad la que está enferma y no ellos. Los chicos emprenderán un viaje para encontrar al hermano de uno de ellos, mientras van lidiando con sus problemas y preocupaciones.
Género
Serie de TV Drama Aventuras Adolescencia Amistad Enfermedad
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
Los espabilados
Duración
27 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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2
Los Espabilados por Ivo Delgado
Una de las cosas que no me gusta de Albert Espinosa es su tendencia al romanticismo de las enfermedades. Ya me pasó leyendo alguna de sus novelas y en “Pulseras Rojas” se le iba de vez en cuando la mano. Sin embargo en aquella consiguió mantener el equilibrio entre el melodrama, la explotación efectista de una enfermedad terminal y balancear los ingredientes para no caer en algo obsceno o insensible.

Esos ingredientes aquí están muy mal equilibrados y a la serie se le va la mano en ese campo hasta un punto entre lo irresponsable y lo fantasioso. De hecho abre con un “dedicada a la lucha de tantos niños encerrados injustamente” y no dudo que habrá muchos casos así, pero también es cierto que la salud mental es tan importante como la física y que hay una amplia mayoría de profesionales dedicados a ello y a ayudar a esos niños y que en la serie casi pintan a los niños que requieren ayuda como “este niño solo tiene el problema de que su padre no le escucha”.
Oye mira, no. Por ahí no paso.

La serie arranca con un monólogo de un niño sobre cómo los adultos vagabundean por el mundo. Después se marca otro sobre las visitas en el hospital.
Cada monólogo da más y más cringe.

Primero porque son reflexiones de patio de colegio, hay cosas que se toleran hasta cierto punto y se toleran mediante otra realidad, mediante distintas caras de la moneda pero que en 10 minutos se marque un niño dos monólogos en contra del sistema con frases tan chapuceras como “Siempre que nos rebelamos por estar encerrados nos encierran por rebelarnos” me parecen indecentes.

Y segundo porque el protagonista es absolutamente insufrible, se pasa todo el tiempo haciéndose el guay y dando lecciones sobre la vida y el niño actor actúa muy mal, pero muy muy muy mal hasta el punto que no comprendes cómo ha podido pasar cualquier tipo de casting.

Pero es que luego llega otro que lo hace peor. Y la chica también, e incluso algunos adultos tienen una cadencia totalmente artificial. Es hasta doloroso ver a los niños actuar de manera tan mala.

Y luego es que el guión de la serie es un sin sentido tras otro. Por ejemplo la llave para escapar es una verja de un metro, que me dirás la necesidad de la llave. Luego para un supuesto ejercicio los médicos utilizan una pistola… que resulta que no es de juguete, ¿en serio? Y así van un agujero tras otro.

En resumen, Espinosa trata de repetir su fórmula de “Pulseras Rojas” pero todo le va saliendo mal. Esta no va a ser la serie que emocione a Spielberg y de hecho al único que emociona es a los profesores de interpretación por permitir semejantes interpretaciones en una serie comercial. Un despropósito.
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27 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
1
Increíblemente mala
Hacia tiempo que no veía algo tan malo como lo que acabo de ver. Siento decir esto de entrada, pero es que esta serie no tiene por donde cogerla ni nada que la sustente.

La serie es de Albert Espinosa, el mismo autor de Pulseras Rojas. Si bien, aquella serie logró éxito internacional y aunque también se le veían ciertas costuras, al menos, supo calar entre los espectadores y digamos que fue una serie que entró bien. Sin embargo, dudo mucho que esta serie lo consiga.

El caso es que la serie quiere mandarnos un mensaje que en principio podría estar bien. Niños encerrados en un centro psiquiátrico con diferentes problemas mentales a los que hay que tratar. El problema es cuando ese mensaje quiere convertirse en una especie de dogma de fe y pretende hacernos creer que todos los niños del mundo que están en un psiquiátrico son niños sanos cuyo problema es que son unos incomprendidos, además de haber sido maltratados por sus propios padres o familiares cercanos y a los cuales no se les permiten vivir en libertad. Que no digo yo que no haya casos así, pero "victimizar" a todos los niños y criminalizar a todos los adultos pues como que no. Y es que en esta serie parecen confundir un centro psiquiátrico que es el lugar donde van personas con algún tipo de enfermedad mental con un centro de menores, que es donde se tratan a niños con personalidades conflictivas y/o tensiones emocionales no resueltas causadas en su mayoría por traumas provocados por situaciones vividas en la infancia o conflictos emocionales. De hecho, creo que si el punto de partida hubiese sido un centro de menores hubiera resultado más creíble la trama.

A medida que avanza la serie, da la sensación que el guionista y director de la misma se mete en una especie de laberinto que no sabe muy bien por donde encontrar la salida, aunque es obvio como va a acabar esta historia y es algo que lo sabes desde el minuto uno. La serie está llena de frases grandilocuentes, de contenido vacío y sin sentido, con cierto tufo dramático y encajadas con calzador e impropias de niños, por muy inteligentes o espabilados que puedan ser. Vamos que no te lo crees. Como tampoco te crees que el método que usa el psiquiatra del centro para la terapia es poner en mano de los niños una pistola cargada, aunque pretenda ser una metáfora para decirnos que los locos no son niños, sino los adultos. De locos, nunca mejor dicho. O el niño que dice ser un Ángel y, además, tiene ciertos poderes. Todo un despropósito.

En cuanto al trabajo actoral no puedo, aunque quiera, ser benévolo. Siento decirlo, pero los niños trabajan de pena, bien porque no han nacido para ello o bien, porque no se les ha sabido sacar partido por parte del director. Y es que más que interpretar parecen estar leyendo las frases y en ocasiones algo sobreactuados. Solo se salva un poco de esta quema Héctor Pérez, (Lucas). En cuanto al trabajo del resto de actores adultos nada que destacar y salvo Miki Esparbé y Juan Margallo que hacen lo que pueden el resto, entre regular y mal. Y da que pensar porque en Pulseras rojas ocurría algo parecido, salvo que en aquella ocasión la serie entró con mejor ojo y chirriaba menos, aparte de que algunos de aquellos actores eran mejores.

En fin, la serie está llena de muchos sinsentidos que hacen agua por todos lados y que no quiero desvelar para no entrar en spoilers y para que cada cual saque sus propias conclusiones por si mismos. Eso sí, como curiosidad lanzo una pregunta a ver si alguien o el propio director me puede aclarar: ¿Cómo es posible que unos niños sin apenas medios económicos, salgan desde Menorca, y consigan cruzar media Europa en apenas 100 horas no sin antes hacer algunas paradas? Ni Willy Fog, que se recorrió el mundo en 80 días fue tan rápido.
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11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
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