El tonel (Historias para no dormir) (TV) (1966)

Remake del episodio "El tonel de amontillado"-una de las historias del filme "Obras maestras del terror" (1959)-, "El tonel" es una de las mejores piezas de la serie terrorífica dirigida por Narciso Ibáñez Serrador.
Esta adaptación del popular cuento de Edgar Allan Poe-cuya vida aparece retratada en el capítulo de "El Cuervo"-es, posiblemente, la mejor que se haya realizado hasta la fecha.

La historia da otro giro (en el sentido de que se ha elaborado un relato con más argumento); y todos los actores que intervienen, en especial Antonio Casas como el vinatero Jean Samivet, interpretan muy bien los personajes que les ha tocado interpretar.
La trama, por muy simple que sea o parezca, engancha. Contiene aire de misterio, drama, horror y un toque de gracia (vean la escena en la que Maurice Freaupoix se presenta en la fiesta y habla con el alcalde). Y que coste que el final, muy a la medida de los que acaban tras la pared, es capaz de dejar helados a quienes antes no la hayan visto ni hayan oído hablar de ella.

¿Qué pensaría Poe si viera esta versión de la historia que nos ha transmitido? No lo sé.
Pero lo que importa es que su obra ha servido de inspiración a escritores y a directores de cine y de series televisivas como Roger Corman y el propio Serrador.

55/11(12/03/20) Estimulante quinto episodio de la primera temporada de la serie de culto (emitido el 4 de marzo de 1966) de RTVE creada por el polifacético uruguayo Narciso Ibáñez Serrador. Una adaptación del relato del bostoniano Edgar Allan Poe "La Barrica de Amontillado" (1846) de Poe, ya llevada a la pantalla en el ciclo “Obras Maestras Del Terror” (que adaptaba tres cuentos del célebre escritor gótico) de la TV argentina, y luego en la película homónima de 1960, dirigido por Enrique Carreras con guión del propio ‘Chicho’. En lo que es un relato muy simple sobre una venganza, pero que tiene sus virtudes en el modo sutil de desarrollarlo, con diálogos ágiles, con fluidez narrativa, exento lo fantástico, el argumento resulta lineal, pero evolucionado con intensidad, con dosis de intriga, de suspense, y sobre todo de terror final, con una impactante imagen. ‘Chicho’ había mutado aquella convención carnavalesca que Poe ubicó en una aleatoria población de la Italia del siglo XIX en la celebración de la fiesta del vino de Avallon, en la Borgoña francesa; el componente vinícola dejaría de funcionar como un mero McGuffin para convertirse en elemento fundamental de la trama vengativa. Resultan fundamentales para el éxito del episodio las actuaciones sobre todo la de un formidable Antonio Casas como el vinatero Jean Samivet, la de Jesús Aristu como el pícaro buhonero Maurice Freaupoix, y una hermosa Gemma Cuervo.

Recomendable a los que gusten de historias sugestivas en sus increscendo dramático, donde la tensión se puede rasgar, hasta desembocar en su tremendo rush final, donde Antonio Casas desborda la pantalla con mordacidad y un cinismo arrollador. Fuerza y honor!!!