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Los habitantes de la casa deshabitada (1946)

Los habitantes de la casa deshabitada
93 min.
5,2
74
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Sinopsis
Un señor y su chófer sufren una avería de noche en medio de la nada, y tratan de pedir ayuda en un siniestro caserón, de esos que parecen habitados por fantasmas. Aunque los estafadores que pululan en los contornos invitan a pensar que estamos ante criaturas de carne y hueso. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Terror Casas encantadas
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
Los habitantes de la casa deshabitada
Duración
93 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Adaptaciones de Enrique Jardiel Poncela
8
ELOGIO DE JARDIEL PONCELA
La noche oscura de mal fario y de situaciones comprometidas encuentran en el gracejo irreverente de J. Poncela un ámbito creativo, ingenioso, descreído y cáustico.
Parece campo abonado para su imaginación exuberante.
La adaptación de G. Delgrás también es ocurrente y sabe reproducir en todo momento esa impronta original de la rúbrica del autor de manera que convierte el lenguaje literario en proyecto cinematográfico con soltura evidente.
La película resulta divertida, dinámica y la resolución de los lances más inciertos terminan transformándose en un hallazgo luminoso para el espectador.
El ritmo siempre es el idóneo y la interpretación se ajusta perfectamente a los requerimientos del guión.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
"Jalovin" lo inventó Jardiel.
Pues resulta que la dichosa "Casa deshabitada" está llena de fantasmas, descabezados, esqueletos bailarines, soldados de los tercios de Flandes, húngaros falsificadores y señoritas secuestradas. Lo que se dice una casa requetehabitada en medio del páramo castellano.
Y allí van a parar una noche toledana Raimundo (Greiner), el periodista intrépido que busca reportaje sensacional, y su chófer y fiel escudero Gregorio (Fernán Gómez).
A su manera van disfrazados, uno con el mono de mecánico y otro con el uniforme de chófer, pero no para proponer el "dulce o truco" de la noche de "jalovin", antes Noche de brujas o Víspera de difuntos, sino para tratar de desentrañar el misterio de la Casa que todos temen y que provocó la muerte nada menos que a "dos carboneros de Palencia" que pasaban por allí.
Está basada en la obra teatral homónima de Enrique Jardiel Poncela estrenada en 1942 con un prólogo y dos actos, que todavía se representaba con gran éxito en 1946 con Paco Martínez Soria en el papel de Gregorio.
La cinta trata de reproducir con escasa fortuna el teatro del absurdo tan característico de la obra jardielana, ese humor inverosímil e ilógico que mezcla en una misma escena toda la variada tipología que antes citamos, "Si la cara es el espejo del alma, usted no es de fiar". Humor bien alejado del naturalismo hispano de sal gruesa, humor más intelectual y delicado no siempre bien comprendido y que con su genialidad característica reproduce Fernán Gómez en la pantalla, "Cuando el pueblo está lejos lo llamo Buenos Aires".
Historia inverosímil desarrollada a través de un guion y una realización férreamente teatral, con interesantes efectos especiales y dejando a los actores bastante libertad en la interpretación que no siempre aprovechan bien.
Lastra la obra su tono teatrero y la excesiva presencia del narrador anónimo que comenta los lances.
La cinta no pasa de regular, pero está bien para verla en una noche de "jalovin" en vez de atender a niños con calabazas que, acompañados de sus mamas, aporrean las puertas en demanda de una chuchería que maldita la falta que les hace.
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