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Iron Fist (Serie de TV) (2017)

Iron Fist (Serie de TV)
60 min.
5,2
5.200
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Disponible en:
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Tráiler final (ESPAÑOL)
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Sinopsis
Serie de TV (2017-2018). 2 temporadas. 23 episodios. El multimillonario Danny Rand (Finn Jones) regresa a Nueva York, tras haber estado desaparecido durante años tratando de reconectar con su pasado y su legado familiar. Sus conocimientos de kung-fu y su puño de hierro permitirán que Rand vuelva para controlar el crimen de la ciudad. (FILMAFFINITY)
Género
Serie de TV Acción Ciencia ficción Artes marciales Cómic Marvel Comics
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Iron Fist
Duración
60 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Marvel & Netflix
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4
El día en que el tándem Netflix-Marvel rompió su racha
Soy un gran fan del trabajo de Marvel Studios. Eso, de entrada. Y precisamente por ello soy lo más exigente posible con las nuevas producciones que muestra al público: porque conozco su potencial.

Pese a ser admirador y seguidor acérrimo de la compañía y de su colosal Universo Cinematográfico, soy consciente de que su fórmula no es infalible: Iron Man 2 me resultó irregular, la primera película de Thor no me apasionó, considero que la primera temporada de Agents of S.H.I.E.L.D. tardó demasiado en ser mínimamente interesante... Aun así, tiene sus joyas: Guardianes de la Galaxia, la primera película de Iron Man, la primera Vengadores, El Soldado de Invierno, Civil War, las temporadas posteriores de Agents of S.H.I.E.L.D...

Sí, todo lo anterior puede ser debatible y podría parecer que no viene al caso, pero nada más lejos de ello porque de repente llegó Netflix y se emparejó con Marvel.

De esa fortuita unión nacieron dos vástagos preciosos llamados Daredevil y Jessica Jones: dos series absolutamente brillantes en su adaptación del mundo callejero y violento de los cómics, dos personajes principales rotos, heridos, tremendamente humanos y con debilidades, pasiones y objetivos que todo espectador atento es capaz de entender. Fueron dos series que dieron un puñetazo en la mesa para sacudir a todo el mundo y dejar claro de lo que es capaz de crear una buena adaptación de cómic.

Luke Cage llegó tropezándose un poco y amenazando la efectividad de la pareja Marvel-Netflix sin llegar a derribarla del todo. Era difícil, tras dos increíbles temporadas del Diablo Rojo de Hell's Kitchen y una sublime presentación de la Jessica Jones de la saga Alias de Brian Michael Bendis: el antagonista, en comparación con el Kingpin de Daredevil y el Kilgrave de Jessica Jones, era más endebles y se aprovechó muchísimo menos. El protagonista, además, no parecía tener una motivación tan fuerte como sus otros dos compañeros Defensores que habían llegado previamente.

A pesar de ello, la serie terminó funcionando y retratando el barrio de Harlem y al hombre con la piel indestructible de forma digna, pero nunca nos olvidaríamos del tropiezo. Tanto los fans de Marvel Studios como los del soplo de aire fresco que, supuestamente, daba Netflix al Universo Marvel, rezamos para que el cuarto Defensor, Iron Fist, se irguiese con orgullo y diese un nuevo puñetazo a la mesa y asentase unos pilares bien sólidos para el crossover con Luke Cage, Daredevil y Jessica Jones en la serie de los Defensores.

Eso, además de presentar una serie a la altura: prioridad número uno.

Y lamento desde lo más profundo de mi corazón decir que no ha sido así. Escribo estas palabras profundamente apenado tras haber terminado el último capítulo de esta desastrosa primera temporada: me encantaría poder decir que Iron Fist no solamente está a la altura de Daredevil y Jessica Jones y que supera ampliamente a Luke Cage, pero no puedo. Es increíblemente mediocre, pese a su espectacularidad y a sus aciertos en determinados campos.

No es mediocre porque, según su actor principal, "el héroe es un multimillonario blanco en la era Trump". Es un argumento absurdo.

No es medirocre porque "es una serie para fans y no para críticos". Es la enésima vez que veo esta excusa para justificar un trabajo absolutamente por debajo de su potencial (sí, te miro a ti Escuadró Suicida), y no nos engañan: los fans, el público casual y, especialmente, los cinéfilos TAMBIÉN somos críticos.

No es mediocre por cuestiones raciales y, francamente, caer en el uso de este argumento es una trampa sin salida:
> El héroe es blanco: racismo, clásica supremacía blanca que debe salvar a los orientales que son peores que él.
> El héroe es oriental: racismo, clásico estereotipo y cliché de que todos los asiáticos deben saber artes marciales.

Como pueden comprobar, el anterior argumento es inútil sin perspectiva: Iron Fist nació en la época de la macro-explotación del Kung-Fu en series y películas y en la serie ni se sobrevaloran las capacidades de Danny Rand ni se infravaloran las de sus compañeros. A pesar de la buena ambientación, la música, el plantel actoral (sublime) y el rodaje de escenas de acción (pulcro, creíble y muy distinto de lo visto en Daredevil), la serie se queda en la mediocridad.

¿Quieren saber por qué? Muy bien, lo haré en los spoilers aquí abajo.
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55 de 73 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El Retorno del Místico Hijo Pródigo
No entiendo por qué a todas las series de Marvel/Netflix debería juzgárselas por un mismo rasero, más allá de que vayan encaminadas a unir sus héroes en una serie mayor.
Daredevil y Jessica Jones, pese a su condición callejera, siempre fueron primeras espadas de la editorial, presentes en todos sus grandes eventos y referentes entre sus personajes.
Mientras que Luke Cage y Puño de Hierro no dejaban de ser, con todo el respeto, una festiva recreación de los tópicos de la época que les vio nacer: para el primero iba el cine "blaxploitation" reivindicativo, y las artes marciales setenteras eran terreno del segundo.

Contando con eso, 'Iron Fist' se transforma en un viaje del héroe tan clásico como es el del extrañado occidental intentando comprender esencias orientales, y por el camino se divierte explotando todos los aspectos de ese atractivo desarrollo.
Danny Rand llega a Nueva York tras largos años de ausencia, pies descalzos destacando contracorriente a los mocasines generales, y su actitud es la de alguien que cree que va a ser bien recibido por la feliz infancia que dejó atrás.
Nada más lejos de la realidad: su renovado espíritu ayuda, pero no basta para ocultarle la triste verdad de que esta ya no es la ciudad que conoció, algo confirmado por los fríos trajeados que le desprecian, a los que antes llamaba familia, y la empresa con un nombre que ya no le pertenece.

El apellido de Rand significó algo hace mucho tiempo, para el propio Danny, para sus casi hermanos Brand y Joy, y para una ética empresarial que ha acabado por anteponer el beneficio a la necesidad social.
El recién llegado, tratando de conectar con la pureza mística de su hogar de acogida cada vez que se siente perdido, intenta insuflar esa misma pureza a este redescubierto mundo suyo, solo para que le respondan con violencia, traición e intereses fraudulentos.
Y es por eso que su naturaleza de elegido por el Iron Fist, otorgada en el mítico monasterio de K'un-Lun, empieza a hacer más falta que nunca.

El acierto sin embargo es despojar a K'un-Lun de toda veracidad, haciendo que sea solo ensoñaciones, recuerdos semienterrados, conversaciones en las que Danny no para de insistir sobre su mágica naturaleza, dejando así un poso de duda sobre si todo lo que le ha sucedido ha sido real.
No sabemos si el rico heredero es un iluminado o un loco, pero de alguna manera vemos como esa experiencia ha cambiado su manera de actuar y percibir a sus semejantes.
Y es entonces cuando empezamos a apreciar que existen más personas a su alrededor embargadas por fuerzas místicas, en deuda con ellas, pero carentes de la elevación espiritual que Danny ha conseguido.

Dichas fuerzas actúan misteriosamente, cierran tratos en la oscuridad, reconstruyen la ciudad a su imagen y semejanza, y mantienen presas a las pocas personas que pueden hacerles frente.
Colleen Wing es una de esas personas, devaluando su instrucción de lucha en peleas callejeras, cubriendo sus ganas de cambiar las cosas con una fina capa de cinismo, y en general siendo la bala perdida que el viejo misticismo dice que debe ser en una ciudad deshumanizada y dependiente de los negocios, hasta que encuentra una razón en la cruzada de Danny.
Existe un trasfondo del ser humano que ha perdido su pureza, tan inocente pero a la vez tan claro que se gana tu simpatía y se convierte en el corazón de la serie.

Danny, en su retorno a la vida que dejó, se ve afectado por esa falta de brújula moral, dudando de si realmente volvió para ser el legendario Iron Fist... o simplemente volvió porque quería experimentar, por una vez en 15 años... cómo era ser Danny Rand.
"En este mundo no hay lugar para las artes místicas" le dice una persona que conoce por igual los fríos mecanismos del negocio y las milenarias técnicas de K'un-Lun, certificando que el rico heredero no va a encontrar la honestidad y bondad que tanto busca, da igual que mire entre sus amigos y allegados.
Incluso, más adelante en la serie, el elegido por el Iron Fist deberá plantearse si sus poderes del puño brillante van a ser los de un mítico defensor con la tarea de restablecer el orden, o los de un pobre diablo que los robó para acabar sirviendo a su propia venganza.
¿No se puede volver a la civilización sin contaminarse de la pobreza moral general?
¿O la civilización estaba ya contaminada y solo sus nuevas habilidades pueden arrojar luz sobre ella?

Un necesario fondo para un efectivo entretenimiento, que disfruta, como todas las de Marvel/Netflix, de dar una seria relevancia a conceptos inequívocamente juguetones.
Por dios, si dicen que una organización de ninjas es "real, no como los Illuminati", y acto seguido meten duelos milenarios, chiflados guardianes de sectas secretas o personas capaces de burlar a la muerte.
El enterramiento por gran parte de la crítica y de los aficionados suena a un pedirle peras al olmo que carece de sentido.

Porque esta serie no está nada mal, para una incursión al estilo Marvel en el mundo de las místicas artes marciales orientales.
Y todo ello sin perder en ningún momento ese aura de cómic menor pero agradecido, que siempre le ha caracterizado a este personaje.
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42 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
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