Traición (1949)

Increíble thrilling de los cuarenta donde finalmente la pasión de los dos animales Taylor hollywoodienses en el mejor sentido de la palabra consuman en la pequeña pantalla esa química tan deliciosa que no pudieron hacer con "Ivanhoe" por culpa de la princesa Rowena, Joan Fontaine y su promesa a Ivanhoe en matrimonio, que se iba a hacer...Robert Taylor estaba comprometido como héroe medieval, a pesar de que se rodó en 1952. En nuestra retina no quedan las fechas, solo las parejas cinematográficas y el producto.

Así que puede decirse que "Traición" es nuestro pañito de lágrimas al tener a Elizabeth rechazada por Robert en la otra.
En concreto "Traición" es de las mejores películas acerca de espías que he visto, pero sobre todo, acerca de la elección entre deber, ideales y amor. La difícil y eterna escaramuza librada en el corazón y que Robert Taylor debe poner en orden en conciencia con Elizabeth, su mujer en la película, a la cual tiene que eliminar, pero ante lo que duda debido al calentamiento emocional pero sobre todo físico que arrastra con ella.
La química de los dos Taylor es absoluta, y lo hace todo en la película.
Al igual que Marion Cottillard y Brad Pitt en "Aliados", los entresijos del guión y el resto de personajes simplemente sirven de tapadillo ante una de las mejores interpretaciones de sus protagonistas. Robert Taylor tiene a la actriz más hermosa que haya habido jamás (lo siento, Marilyn, pero sabes desde el cielo que Elizabeth es mucha Elizabeth, incluso para ti y tu tinte platino), entre sus brazos, y con ella una historia de guerra, de lealtad, de amor, de odio, de decisiones, pero sobre todo de un laberinto de pasiones como poco se solía filmar en aquellos años. Una vez más me rindo ante Elizabeth Taylor, cuanto más veo de ella más me gusta.
El Taylor masculino cambia de rol, tras ser recordado como héroe romano, como cuidador de caravanas y picarón del oeste, ahora es un hombre desgarrado.
Esta película es un gran incentivo para disfrutar de la variedad actoral de Robert Taylor.

Hombre, uno puede hacer una película de propaganda, pero tiene que procurar que no le salga una mamarrachada. Vale que en los años 40 pudiera haber una mayor ingenuidad y pudieran colar ciertas cosas, pero es que el guion para mi gusto no tiene la más mínima profundidad ni la más mínima enjundia, al estar enfocado desde un maniqueismo tan bestial que sonroja. Aparte de que el papel que interpreta Liz Taylor es asesinable casi desde el minuto 1. Lo peor es que creo que no están nada bien explicados los motivos de Robert Taylor para hacer lo que hace. Con esa mayor densidad nos podría haber quedado algo más aparente, sin ella nos queda una peli muy difícilmente tragable. Aparte que tiene unos diálogos que por momentos son abracadabrantes. Nadie habla así más que en una obra de teatro del instituto. Y las interpretaciones tampoco están muy a la altura. Evitable.