Girls in the Night (1953)

Antes de los clásicos del fantástico y la ciencia ficción de serie B por los que es más conocido y tras un curioso mediometraje, que reconstruye algunos episodios de los primeros tiempos del sindicalismo en Estados Unidos (With this hands, 1950), y que incluso estuvo nominado al Oscar, Jack Arnold debutó en el largo con este tan desconocido en España como remarcable 'noir juvenil'.

Realizado con gran frescura y naturalidad e interpretado por un no menos inspirado elenco de secundarios de pelis de bajo presupuesto de siempre y un buen número de jóvenes debutantes, el filme deja buen sabor de boca. Y, atención al detalle a que cualquiera puede acceder si investiga un poco, muy malo no puede ser cuando Francoise Truffaut lo comparó en su día en Cahiers du Cinéma con alguna obra de Jaques Becker y con el clásico norteamericano "Llamad a cualquier Puerta" (Nicholas Ray, 1949).

Inscrita en ese subgénero tan amplio, transversal y lleno de variantes como el de los jóvenes problemáticos, se explora en ella el mundo que poco después expondría Richards Brooks en "Semilla de Maldad" (Blackboard Jungle, 1955), pero también en cierto modo el que un año después retrataría Kazan en "La Ley del Silencio" (On the Waterfront, 1955), esas azoteas en las que la gente se reúne para charlar, hacerse confidencias o besarse furtivamente bajo la luna, esos patios interiores como metáfora de los recovecos del alma y de la moral, esos callejones con escaleras de incendios que tantas veces hemos visto. Y también, claro está, el de West Side Story (Robert Wise,1961).Porque también la cosa va aquí de violencia juvenil, pandillas y amores. Y de cómo prosperar y sobrevivir. Aunque esta sea una historia del East Side, no menos mísero y ayuno de esperanza si se es jóven que al otro lado de Manhattan.

Los personajes están aceptablemente bien construidos y encarnados, al presentarse de modo muy convincente el entorno familar y social en que se mueven tanto el cuarteto de jóvenes protagonistas, ninguno de cuyos intérpretes sería luego muy famoso, como la igualmente joven pareja de villanos. De estos, la más interesante y enigmática es ella (Jaclynne Greene) mientras que él (Don Gordon) tendría después una larguísima filmografía posterior como secundario.

Y la ambientación costumbrista, como ya he sugerido antes, está muy bien lograda, empezando por esos créditos de apertura en que unos chiquillos se refrescan en verano en plena calle al romperse una tubería (Spike Lee en "Haz lo que debas" (1989)) lo repetiría) y siguiendo por todas esas secuencias en que se palpa el bochorno de Nueva York en verano, como correlato de otro tipo de tensiones a punto de estallar. Por no hablar de la gloriosa escena del baile sicalíptico de Joyce Holden en la fiesta beatnik y de una banda sonora de Henry Mancini muy de la época.