Ronda nocturna (2005)

Edgardo Cozarinsky el director, es también escritor lo cual imprime sensibilidad en el tratamiento de Roda nocturna. Posee fuerza, y una estética lindando con el documental. Los primeros 40 minutos son sencillamente magistrales, diálogos cuidados, personajes que parecen sacados de cualquier esquina por su realismo, y que interactuan entre ellos sin desdibujar la realidad del oponente.
Mediado el metraje, va poco a poco encaminándose hacia un lenguaje visual calmado, poético que no conduce hacia ninguna parte, pero que tampoco importa. El personaje principal está definido; le conoces, le crees y te resulta cercano. Ignoras lo que sucederá a partir del momento que la película finaliza, pero sabes que continuará hacia los mismos lugares y rodeado de la misma gente... Su mundo es ese y no puede ser de otra manera... UN OCHO.

La ronda no termina, el chico anda por las calles y se enfrenta a todo tipo de personajes y contratiempos nocturnos. Entonces, entra a un bar y llega una chica y el diálogo cae en el lirismo-poético de medio pelo del que adolecen muchas películas argentinas. Sigue el carrusel su curso y uno se aburre. La ví completa, con los ojos abiertos, queriéndome no dormir, pero no logro recordar el final. Si me dormí o no me dormí, o si la ronda la hice yo en mi cama. Aburre. No es del todo indigna, pero no le veo el propósito. Una historia más, ausente de originalidad, que sólo "vende" por que habla y trata de sexo. Irrelevante e intrascendente noche de ronda.