El túnel de los huesos (2011)

Basada en un hecho real, de mucha repercusión en las noticias policiales de su momento, esta película del director santafesino Nacho Garassino brinda momentos donde se respira buen cine de género: una mezcla interesante y poco habitual en la filmografía autóctona, que nos sumerge en el mundo marginal de un puñado de presos que en 1991 buscaron su libertad cavando un túnel desde las entrañas del penal de Villa Devoto.
El relato de la fuga va y viene en dos tiempos: el del presente, donde el líder Vulcano (Raúl Taibo) se reúne clandestinamente con un periodista (Jorge Sesan), para narrar el relato completo de la evasión junto a otros seis reclusos. Porque hay un dato fundamental omitido en la cobertura de la noticia fechada en diciembre de 1991: el macabro hallazgo de presos comunes amotinados en años de dictadura, que fueron encontrados inesperadamente al remover los cimientos de una cárcel paradójicamente saturada de gente pero con lugares evitados, vacíos, ignorados por su leyenda trágica.
Así la historia se desarrolla en dos tiempos conectados por un narrador que nos introduce en los pormenores de la evasión, que parece ser lo principal del argumento, pero hay otra historia que develar, la de quienes fueron reducidos al olvido, porque el relato de suspenso trae fantasmas del infausto pasado del país.
Están presentes en el film casi todas las convenciones del género carcelario: limadura de barrotes, ocultamiento de los progresos que acortan la distancia con el afuera, la tensión permanente de ser descubiertos, mientras la acción fluye entre la vigilia de patrullas nocturnas, cigarrillos, pastillas, facas, temores, valentías, traiciones y personajes que buscan su redención.
El director transunta una simpatía que lo acerca a los desarraigados, a los filósofos de café, a solitarios marginales, logrando pintar una serie goyesca de personajes, con sus códigos y peculiaridades. Los personajes de esta pelicula, como los del escritor argentino Roberto Arlt, un profundo retratista de los inframundos urbanos, no son héroes de ninguna revolución, pero la actitud de cumplir con una promesa, con un pacto sellado con esos muertos anónimos los redime.
En la cárcel como medio hostil, donde las acciones para sobrevivir privilegian la ley del más fuerte, los protagonistas logran, aún con recelos y delaciones que no se perdonan, un proyecto colectivo en una época signada por el individualismo más feroz. Y también como en Arlt, se puede intuir en esos marginales una aspiración a la inocencia, una búsqueda de algo trascendente, como en el libro que siempre está cerca del líder Vulcano o el camino religioso o esotérico al que se aferran otros miembros del grupo.

Película tramposa. Exceptuando algún plano interesante, resulta una película insípida y el argumento, excesivamente trillado. No vale, ni siquiera, saber que está basada en una historia real, pues se han hace decenas de peliculas de similares características y todas ella de una calidad superior.

El guion carece de interés, y la historia discurre de forma lineal, si tan siquiera los flashback hacen apetecible seguir con su visionado. El mayor problema con el que se encuentra Garassino es el mal casting realizado y, por extensión, la pobreza de los actores e interpretaciones.

Las situaciones están estancadas, principalmente por las localizaciones en que está rodada la película, pues al estar rodada la mayor parte de ella en escenarios interiores, Garassino no tiene la habilidad de inculcar dramatismo ni a los personajes ni a la historia.
En definitiva, una película vulgar que, en mi opinión no vale la pena ver.