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Big Little Lies (Serie de TV)

Serie de TV. Drama Serie de TV (2017-2019). 2 temporadas. 14 episodios. Una oscura y misteriosa historia sobre tres madres (Madeline, Celeste y Jane) del norte de California cuyas vidas, aparentemente perfectas, se ven sorprendidas por un asesinato durante un evento para recaudar fondos del colegio de primaria. Celeste (Nicole Kidman) es una mujer con una vida familiar perfecta y un esposo ejemplar. Sin embargo, luchará por conseguir algo que le quita el ... [+]
BIG LITTLE LIES TEMPORADA 2 EPISODIOS 1-4: CALMA TENSA DESPUÉS DE LA TORMENTA
“¿Qué haces?”, le pregunta Renata a Madeleine, en la terraza de una de esas mansiones acristaladas donde viven. Dentro, los niños y niñas vacían calabazas para Halloween. “Fumo”, contesta Madeleine entre tosidos, al tiempo que Renata le contesta: “ya nadie fuma”. Laura Dern despacha la frase sin esfuerzos y con sorna estilosa. No se trata de un momento especialmente relevante, ni de una frase de gran interés para la trama, pero define a los personajes, a estas mujeres adineradas, amigas, resistentes y de su tiempo (fumar debe ser muy poco 2019, al menos, en Monterrey).

Bajo esta frase casual, lanzada sobre la mesa con la naturalidad de quien pide que le pasen la sal, hay una declaración de intenciones. Si los diálogos de 'Big Little Lies' son geniales es gracias a un elenco capaz de interpretar desde el matiz: desde el orgullo (Witherspoon), la fragilidad (Kidman), la cercanía (Woodley), la ausencia (Kravitz) y desde una siempre supuesta ingenuidad (Dern).



A esta nómina de intérpretes –cito a las actrices porque esta es una serie que versa en torno a un grupo de mujeres, aunque valdría la pena fijarse en el tono deliciosamente anodino de Adam Scott– se suma ahora Meryl Streep. La llamada reina de Hollywood se presenta con dientes postizos y bajo unas gafas para la hipermetropía: es la piel del cordero, pues pronto, la suegra de Celeste (Kidman) se revela como una mujer pasivoagresiva, que pretende, entre otras cosas, escarbar en las causas de la muerte de su hijo.

La segunda temporada de 'Big Little Lies' bascula en torno al personaje de Streep, dispuesto a desestabilizar con sus dudas y preguntas, con su defensa desesperada del recuerdo de un hijo violador y maltratador, el aparente equilibrio que habían alcanzado las cinco protagonistas. Sin embargo, la paz no se tuerce únicamente por la llegada de este nuevo personaje, pues la segunda entrega de 'Big Little Lies' versa en torno a la calma tensa después de la tormenta, en torno a una culpa que se refleja no solo en el silencio uraño del personaje interpretado por Kravitz, sino también en el mar removido, que se cuela constantemente, como un destello de preocupación.



Es en el haberse liberado de las necesidades de una estructura atrevida pero algo tramposa de la primera temporada -construida en dos tiempos, los flashbacks y las declaraciones de los personajes a la policía- que emergen las complejidades. 'Big Little Lies' ahonda en las secuelas de la violencia machista, tan profundas como el mismo océano que baña Monterrey; y en los perversos mecanismos del relato negador, el que pretende convertir a la víctima de una violación en responsable y el que, en el recuerdo, intenta idealizar al maltratador. En lo que llevamos de esta segunda entrega ya no hay lugar para el suspense (¿quién mató a quién?) sino para las madres de las madres y padres. Las abuelas son las protagonistas inesperadas de los primeros capítulos de esta temporada que, de momento, parece más interesante que la primera.

Y aquí, de nuevo, volvemos a encontrar a Meryl Streep, que encarna a esta madre doliente y capaz de herir con el verbo. Al poco de conocer a Madeleine, le dice que no se fía de la gente bajita como ella. Y a Celeste le espeta algo terrible para luego irse de un portazo. La escena está filmada con tal precisión que daña: portazo y plano de Kidman, para luego cortar rápidamente al océano, con las olas escupiendo espuma con la sacudida. La elegancia suma más que los momentos de incontenido sensacionalismo -los desenfoques y flashes, por citar alguna de las peores muletillas visuales de la serie-.

Como en la primera temporada, el paisaje es también protagonista, pero el pobre tiene serias competidoras: Dern, Kidman, Witherspoon, Woodley, Kravitz y, ahora, Streep. Son capaces de soltar un “dime que pare de hablar, por favor. Dímelo todo el rato” e iluminar de comicidad un drama feroz.
Escrita por Violeta Kovacsics (FilmAffinity)
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