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Black Mirror: Rachel, Jack and Ashley Too (TV)

Ciencia ficción. Drama. Thriller Una adolescente solitaria se obsesiona con una muñeca robot basada en su ídolo del pop, Ashley O, justo cuando la vida de la verdadera Ashley comienza a desmoronarse. (FILMAFFINITY)
Hacer del ridículo una virtud
Estoy muy a favor de la ruptura de la imagen icónica de las estrellas. En 2012, David Cronenberg hizo que el público dejase de ver a Robert Pattinson como aquel joven protagonista de Crepúsculo al darle un rol principal en su injustamente vapuleada "Cosmopolis", una cinta en la que el actor no sólo estaba ideal en ese papel sino que además funcionaba de forma metaficcional, hablando sobre su iconografía en el imaginario popular y cómo romperla serviría para dar un paso adelante en su carrera. Ese mismo año, la excepcional "Spring Breakers" de Harmony Korine haría lo mismo con varias ex-estrellas Disney. Una película superlativa, contada con el lenguaje adecuado y apelando a la necesidad de adaptar las viejas historias y herramientas cinematográficas a un público millennial carente de una identidad propia.



Es por ello que el tercer episodio de la quinta temporada de Black Mirror, titulado "Rachel, Jack y Ashley Too", prometía tanto sobre el papel. ¿Quién mejor que Miley Cyrus para interpretar a una cantante manipulada por su manager para proyectar una imagen en lugar de buscar la suya? ¿Para acallar su voz interior, en favor del espectáculo, las cifras? Esa es la tesis de un episodio que no brilla al nivel esperado en una antología como Black Mirror pero que funciona como remiendo de aquellas películas ochenteras inspiradas por el sello Amblin, como una historia adolescente en la que dos jóvenes harán equipo con una curiosa muñeca-robot para salvar a una cantante del entorno que la rodea.

La directora noruega Anne Sewitsky (Siempre feliz, 2010) es la autora de la puesta en escena de este capítulo, uno en el que los riesgos brillan por su ausencia, pero que se las arregla para mantener el interés introduciendo giros de guión tan bobalicones, dignos de película de sobremesa de Antena 3, que al final sería injusto decir que no funciona. No por la calidad de su sátira del mundo del estrellato, de la música, o de la gestión de la imagen de marca, sino por lo absurdo de su idea y, también, de su resolución. Estando lejos de ser un gran episodio, desde luego es el más disfrutable y 'blackmirroriano' de toda la quinta temporada, a todas luces la peor de la serie de Charlie Brooker y una evidencia de que la gallina de los huevos de oro ya está tristemente agotada.

Escrita por Pablo González Taboada (FilmAffinity)
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