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Quiero comerme tu páncreas

Animación. Drama. Romance Un día, un solitario estudiante de secundaria encuentra un libro de bolsillo en el hospital. Su título es "Conviviendo con la Muerte". Resulta ser un diario de una compañera de clase, Sakura Yamauchi, en el cual escribe que, debido a su enfermedad pancreática, le quedan sólo unos cuantos meses de vida. Esto hace que surja una amistad entre ellos muy especial, desvelando la difícil circunstancia por la que atraviesa Sakura no sólo en ... [+]
Vivir a pesar de todo
En 2014, Yoru Sumino publicó en una página web de relatos la historia de Sakura Yamauchi, una joven enferma de cáncer de páncreas, que decidía contar su vivencias en un diario y acercarse a un compañero de su instituto, cerrado, algo uraño y asocial, para confesarle su situación y pasar sus últimos días con él. Su potente premisa llevó a que terminase publicándose oficialmente a modo de novela en 2015. Contó con una adaptación al manga y, como viene siendo lógico en estos casos de éxito fulminante, también llegó al cine. Primero en un largometraje de imagen real estrenado en 2017 y ahora en su medio definitivo: el anime. Shin'ichirô Ushijima, responsable de un buen puñado de episodios de series de televisión, ha sido el encargado de sacar adelante esta última versión, un film que ha sido muy aplaudido en su paso por múltiples festivales y que toca las teclas adecuadas para llegar a su público objetivo.



'Kimi no suizô wo tabetai', o 'Quiero comerme tu páncreas' arranca con la muerte de Sakura. El protagonista y narrador de la historia, sin nombre, nos explica que no fue a su funeral porque se sentía sobrepasado. Y lo que vemos a continuación durante casi dos horas es un largo flashback en el que nos explican cómo se conocieron, cómo vivieron, y la forma en la que establecieron un lazo de amistad. Es una historia que nada tiene que ver con su escandaloso título, que podría invitar a pensar en una obra sobre canibalismo o que ahondase en detalles escabrosos; nada más lejos. Lo que tenemos aquí es un 'slife of life' con los pies en el suelo, que usa la animación como medio ideal para trasmitir la vulnerabilidad de sus personajes, acercándose a las formas de Makoto Shinkai pero sin alcanzar la superlativa riqueza emocional del autor de 'Your Name'.

Tampoco sería justo tildar al film de Ushijima de fallido por no brillar a la misma altura del que quizá sea el autor japonés contemporáneo, junto a Mamoru Hosoda, más dotado de las últimas dos décadas. Y de hecho 'Quiero comerme tu páncreas' es una película que funciona porque entiende lo que quiere contar y no esconde sus cartas a la hora de hacerlo. De hecho se divierte, y con esta premisa es complicado, pero lo consigue, reformulando lo que podríamos esperar en un principio de una historia de estas características.



Al igual que han hecho obras como 'Bajo la misma estrella' (The Fault in Our Stars, 2014) o 'Yo, él y Raquel' (Me and Earl and the Dying Girl, 2015), la película aprovecha una historia sobre la enfermedad, en este caso el cáncer, para establecer o imponer un canto a la vida. Sakura sabe que morirá, pero su objetivo es vivir lo máximo que pueda de la forma más normal posible, quedando con sus amigos, haciendo pequeñas escapadas a la naturaleza, compartiendo momentos íntimos...

El drama no se diluye porque, recordemos, partimos de un hecho concreto: al principio de la película, ya ha muerto. Pero por cómo cuentan sus vivencias y la naturalidad de las mismas, funciona. Lo hace a pesar incluso de caer en algunos errores comunes, lo que evidencia dos cosas: que su historia es suficientemente potente como para sobresalir y que, en el fondo, el espectador versado en esta clase de obras no tendrá problema en dejarse arrastrar.



Ushijima, en sintonía con los hermosos colores y tonos pastel que extrae Mayuko Koike como directora de fotografía, dotan al film de un tono ligero y ahondan en el drama convincentemente durante primera hora y media. No es hasta su tercer acto que la cosa se pone más intensa, en el plano emocional y dramático. Es ahí donde la sensible partitura de Hiroko Sebu, que hasta entonces había servido como un perfecto acompañamiento, empieza a cobrar protagonismo en favor de la melodramática conclusión final. Por suerte todo remonta en unos últimos minutos que saben cómo dar cierre al desarrollo de su personaje principal.

Así pues, 'Quiero comerme tu páncreas' es una tierna historia sobre la muerte que opta por poner foco en la vida, a través del retrato de dos adolescentes que no tienen miedo de serlo y que parten de las problemáticas de esa etapa. Es un film bien facturado, agradable, no exento de errores pero suficientemente sólido y distintivo como para poder ser recomendado. Y un ejemplo más que palpable de la influencia del maestro Makoto Shinkai, como ya vimos en otros trabajos recientes y muy estimables como 'El himno del corazón' (2015) o 'A Silent Voice' (2016).

En resumen: una película que no pasará a la historia, pero vale la pena.

Escrita por Pablo González Taboada (FilmAffinity)
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