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Mascotas 2

Animación. Aventuras. Comedia Max se enfrenta a nuevos e importantes cambios en su vida: su dueña Katie no sólo se ha casado, sino que también ha sido madre por primera vez. En un viaje familiar al campo conoce a un perro granjero llamado Rooster, con el que aprende a dominar sus miedos. Mientras tanto, Gidget trata de recuperar el juguete favorito de Max de un apartamento repleto de gatos. Snowball, por otro lado, se embarca en una peligrosa misión para liberar a ... [+]
Aprendiendo a vivir
En 2016, los estudios Illumination, responsables de logros animados como "Gru" y "Los Minions" (también de decepciones como "El Grinch") se lanzaban a recrear un mundo de animales parlanchines que vivían sus propias relaciones cuando sus dueños no se encontraban en casa. Sí, entre animales y juguetes, la relación entre "Mascotas” y "Toy Story" aparecía de manera diáfana.

Sin embargo, "Mascotas" acabó por resultar simpática y alcanzó una personalidad propia pese a su obvio punto de partida. Su secuela quiere apurar la jugada con una combinación de continuismo y renovación, de nuevo con el perro Max como protagonista (ahora con la voz de Patton Oswalt, que reemplaza con acierto al retirado de la vida pública Louis CK), con el peludo Chuck a su lado y con la llegada de algunos nuevos personajes. Un Max que, en esta ocasión, comienza el relato siendo más Woody que nunca, ya que tiene que hacer frente al hecho de que su dueña se haya casado y haya sido madre, con el desplazamiento de afectos que ello supone. "En cuanto traen un bebé a casa, todo cambia", le aseguran en el prólogo a Max; sin embargo, poco a poco, y al grito de "¡A cada paso, amenaza la vida!", el perro se hace cargo de la protección de la criatura hasta su llegada al colegio, al igual que Woody lo hacía con Bonnie en la reciente "Toy Story 4".



"Mascotas 2" mantiene como guionista a Brian Lynch, uno de los tres autores del libreto de la primera entrega, conocedor de los personajes y buen engarzador de los diferentes avatares que vivirán en esta secuela, cuya trama se mueve en tres líneas narrativas que comienzan unidas, se diversifican más tarde y se enhebran de nuevo en el desenlace. La asistencia a un campamento de verano permite que Max conozca al pastor alemán Rooster, todo un hallazgo que se hace presente en la pantalla con la frase "en la vida de un perro hay dos cosas fundamentales, su dignidad y su cuenco de comida; si pierdes uno, pierdes la otra". Rooster, que habla con la rugosa voz de un Harrison Ford que ofrece un trabajo de antología, se eleva como uno de los cimientos del filme, encargado de mostrar a Max lo equivocado de su sobreprotección al bebé. Por otro lado, Snowball, el conejo con alma de superhéroe, se involucra en una misión para liberar a un tigre blanco encerrado en un circo y la perrita Gidget afronta la tarea de recuperar uno de los juguetes de Max, que ha acabado en la casa de una anciana, poblada por un buen número de gatos.

Aunque "Mascotas 2" no escapa de su condición de película eminentemente infantil, se ampara en una buena colección de gags (divertidísima la visita al veterinario), muchos de ellos acumulados en las peripecias vividas en casa de la anciana, donde el grupo de gatos sirve al filme para llenar la pantalla de acción y vitalidad, para agitar un relato que tiende a una cierta inmovilidad. También para entregar algunas imágenes inquietantes, entre las que no se evita una pequeña transgresión, la de la gata Chloe drogada a causa de las "hierbas" proporcionadas por su ama.



Sin abandonar unas intenciones claramente comerciales, Brian Lynch construye unos personajes que resultarán muy atractivos para los más pequeños, bien trazados y simpáticos desde las primeras líneas del guion. Y juega en la trama con una cierta épica del compromiso sin alzar demasiado la voz. Pese a que no aspire a los logros visuales de los referentes de Pixar o incluso de la propia trilogía de "Gru", el esfuerzo de producción se nota en la pantalla y las ideas visuales abundan, en especial en unos fondos cuidados al detalle que se echan de menos en los momentos, abundantes, en los que "Mascotas" abusa del plano corto y utiliza una cámara pegada al rostro de los animales, lo que reduce el riesgo de su puesta en escena.

Cierto es que el espíritu que recorre la película deja de lado a los adultos en la mayor parte del metraje, por más que el retrato del circo en el que se introduce Gidget aparezca adornado con una clara imaginería proveniente del cine de terror, en un guiño hacia los espectadores más mayores, a fin de que no se desentiendan por completo de la trama. Pero, como el cine infantil está casi desaparecido de las pantallas, y cuando se hace presente no aspira, quién sabe por qué, a logros mayores, bienvenidas sean películas como "Mascotas 2", que buscan complicidades, lanzan mensajes sin aspavientos y tratan a los infantes como los dignísimos espectadores que son.
Escrita por Miguel Ángel Palomo (FilmAffinity)
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