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Elcano y Magallanes, la primera vuelta al mundo

Animación. Aventuras. Infantil Película inspirada en una de las aventuras más emocionantes de la historia, un viaje a lo desconocido que comenzó en 1519 en Sevilla y concluyó tres años después en el mismo sitio, completando así una aventura alrededor de un planeta cuya redondez quedó demostrada por primera vez. En 1519 cinco naves partieron desde Sevilla con 240 hombres a bordo. Solo una consiguió volver con 18 marineros al borde de la muerte. Los protagonistas de ... [+]
Tres años de aventuras nacidas en 1519
En el año 1519, cinco barcos con 250 hombres a bordo partieron de Sevilla dispuestos a llegar a las islas Molucas, proveedoras de importantes especias como la canela, el clavo y la pimienta. Se haría por una nueva ruta, hacia el oeste, en lugar del habitual recorrido hacia el este que empleaban los marinos portugueses. Tres años después, solo una de esas naos conseguiría regresar a puerto con 18 maltrechos marineros. La aventura nació de la iniciativa del almirante portugués Fernando de Magallanes y con ella se completaría la primera circunnavegación de la historia, es decir, se lograría la prueba definitiva de que la Tierra es redonda. Pese a su nacionalidad portuguesa, el legendario Magallanes (de él se dice en la película que el mismo diablo le había mostrado un mapa completo del mundo) se había puesto al servicio del rey Carlos I y las naves viajarían bajo bandera española. En una de ellas, la nao 'Victoria', estaba presente una figura que más tarde se revelaría imprescindible, el vasco Juan Sebastián Elcano.

El estudio Dibulitoon, la productora de animación más antigua del País Vasco, se ha encargado de poner en pie la difícil tarea de convertir la hazaña de Magallanes y Elcano en una película de afán divulgativo que, con sus aciertos y errores, debería ser de obligado visionado en todos los institutos.



"Elcano y Magallanes, la primera vuelta al mundo" se sitúa a conciencia en el terreno del cine de aventuras. De hecho, el personaje de Elcano (convenientemente rejuvenecido para las necesidades del relato), verdadero protagonista del filme, es presentado en los primeros minutos como un remedo del Burt Lancaster de "El halcón y la flecha" y "El temible burlón", un tipo descarado, simpático y alocado, experto timonel, que escapa de los alguaciles sevillanos que quieren prenderle gracias a un repertorio de saltos y piruetas que lo llevan hasta los tejados de Sevilla. Y la película acentúa su tono con la acumulación de traiciones, motines, islas vírgenes, indígenas, tormentas y peligros marítimos.

El principal inconveniente de "Elcano y Magallanes" es el de un guion que, aunque respeta escrupulosamente los acontecimientos históricos, no arriesga un ápice y juega al conservadurismo en todo su desarrollo al abrazar los patrones más previsibles del género y caracterizar a los personajes según los moldes más maniqueos imaginables (los malvados, de hecho, tienen rostro de diablo). Y carga con unas elipsis gigantescas que resumen meses de navegación en unas pocas palabras en off, fruto de la necesidad de resumir tres años de viaje en apenas 90 minutos de metraje. Al lado de todo ello, el guion contiene algunas ideas brillantes, como la de colocar el mapa del mundo conocido no sobre una mesa, sino sobre la superficie de una lámpara redonda, para verlo desde un nuevo punto de vista.



Por otro lado, arrastra también un doblaje manifiestamente mejorable (la película se distribuirá en su versión original en euskera en el norte de España), en el que la combinación de acentos (castellano, andaluz, portugués…) chirría al utilizarse por completo impostados, recitados, con una ausencia de verosimilitud que impide en muchos momentos cualquier conexión emocional con la narración.

Se comprende la dificultad de la empresa asumida con de "Elcano y Magallanes", y no conviene ser demasiado severo al enjuiciarla (sería del todo injusto comparar la película con cualquier superproducción estadounidense). De hecho, su puesta en escena y su animación contienen muchos buenos momentos. Por una parte, peca de una cierta precipitación visual, apreciable especialmente en su primera media hora y en muchas de las secuencias de acción, una especie de premura narrativa que quizá nazca del afán de ocultar dificultades presupuestarias, con una sobreabundancia de planos que resultan demasiado breves, como si cada uno durase unos segundos menos de lo debido. Por otra, son muchas las secuencias brillantes y emotivas que suponen casi un alarde de puesta en escena, como el arriesgado paso de la expedición por el estrecho de Magallanes, un prodigio de tensión narrativa, o la llegada al Cabo de las Tormentas (con el que se inicia la película en lo que más tarde se revelará como un "flash forward"), así como un trabajo lumínico muy esmerado, que saca partido de las texturas de los diferentes paisajes y, en especial, de las tormentas que acechan a las naos y sus tripulantes. Y acierta a exprimir una potente banda sonora sinfónica compuesta por Joseba Beristain e interpretada por la Orquesta Sinfónica de Euskadi y por las voces del Orfeón Donostiarra.

Con todos sus muchos defectos, que sería injusto para la propia película no destacar, "Elcano y Magallanes" sale airosa de su aventura y supone una interesante incursión en un pilar de la Historia de España poco abordado por el cine nacional. Una apuesta arriesgada y valiente que debería ser considerada como materia de estudio para los colegiales de todo el país.
Escrita por Miguel Ángel Palomo (FilmAffinity)
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