May 14, 2008
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Tener, tiene indudables semejanzas con “Casablanca”. Entre otras:
1. La Gestapo barriendo garitos con piano en las colonias de la Francia de Vichy, a la busca de resistentes.
2. Héroe determinante, escondido tras coraza de escéptico cinismo.
No tener, “Casablanca” no tiene:
1. El voltaje erótico de la pareja protagonista; las miradas oblicuas, hablar ronco y contoneo de la Flaca.
2. Un secundario tan desbordante como Eddie, el borrachín desmemoriado.
3. No sólo el personaje de Bogart suelta las frases memorables en los eléctricos diálogos (empezando por la de “¿Nacionalidad?: Esquimal”). También el de Bacall (las instrucciones para silbar, entre otras) y el de Brennan (y su pregunta sobre la picadura de una abeja muerta).
4. La misteriosa atmósfera dramática creada en tantas escenas por la extraordinaria iluminación tenebrista: velas, linternas, luz listada por persiana, focos bajos, candiles…
Lo que “Tener y no tener” comparte con “Casablanca” es bueno; lo propio, también.
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