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Voto de LennyNero:
8
5,8
1.271
Drama
Suzanne es una madre separada que trabaja de narradora en un espectáculo de marionetas. Como dispone de poco tiempo para estar con su hijo Simón, contrata como niñera a Song Fang, una estudiante taiwanesa. Pronto entre ellos dos se establece un mundo propio y lleno de complicidades, en el que juega un papel importante un misterioso globo rojo. (FILMAFFINITY)
12 de abril de 2009
18 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
De vital importancia se antoja la constante presencia de los trenes, constante ya advertida en toda la filmografía de Hou Hsiao Hsien. Trenes que se cruzan constantemente en sentidos opuestos pero sobre un mismo eje. Bien podría ser este el trasfondo cultural y cinematográfico de la película, una línea que va desde la pre modernidad de El globo rojo de Lamorisse hasta esta revisitación en clave de actualidad que supone el trabajo de Hsien. En este sentido se podría hablar de cine post-moderno en cuanto a término temporal más que de la posmodernidad como movimiento de subversión, un tanto cínica, de géneros.
El globo rojo aparece como un icono del viaje, pero despojado de toda connotación sentimental e incluso ideológica, si acaso su vuelo se antoja errático hasta plantear serias dudas sobre su objetivo final ¿Busca la comprensión de el niño o acaso se está reivindicando ante la joven cineasta china? No es gratuito en absoluto, que esta última, en su empeño en recrear un corto de homenaje a la figura icónica descuide su presencia real, lo que nos habla de presencias casi fantasmales, de un arte casi olvidado que busca la reaparición a través de la interpretación crítica. Significativos son pues, planos como el del chocar constante del globo presente contra su representación pictórica en un muro.
Esta es una película de planos secuencia, de acompañamiento sentimental y vital de sus personajes; un film que se introduce furtivamente en un pedazo de la vida cotidiana de 3 personas que conviven y se comunican, pero donde sus largos silencios y sus conversaciones a fogonazos revelan su soledad más profunda, su lucha constante entre un pasado que al igual que los trenes marcan esa línea de doble sentido que sitúa su presente en la indefinición entre el pasado y el futuro.
Igual de importantes se antojan los constantes juegos especulares, las miradas tras las ventanas, los dobles reflejos que nos permiten observar las ausencias, las distorsiones sentimentales de los protagonistas, y una vez más ese tiempo que aparece borroso, difuminado, que se escapa constantemente y al que los personajes se aferran, tratando de capturar un instante, un momento que se dibuja en forma de flashback o de falso documental y que evapora en una iluminación de tonalidades verdosas, símbolo de lo irreal, de lo perecedero, lo transitorio. (sigue en spoiler)
El globo rojo aparece como un icono del viaje, pero despojado de toda connotación sentimental e incluso ideológica, si acaso su vuelo se antoja errático hasta plantear serias dudas sobre su objetivo final ¿Busca la comprensión de el niño o acaso se está reivindicando ante la joven cineasta china? No es gratuito en absoluto, que esta última, en su empeño en recrear un corto de homenaje a la figura icónica descuide su presencia real, lo que nos habla de presencias casi fantasmales, de un arte casi olvidado que busca la reaparición a través de la interpretación crítica. Significativos son pues, planos como el del chocar constante del globo presente contra su representación pictórica en un muro.
Esta es una película de planos secuencia, de acompañamiento sentimental y vital de sus personajes; un film que se introduce furtivamente en un pedazo de la vida cotidiana de 3 personas que conviven y se comunican, pero donde sus largos silencios y sus conversaciones a fogonazos revelan su soledad más profunda, su lucha constante entre un pasado que al igual que los trenes marcan esa línea de doble sentido que sitúa su presente en la indefinición entre el pasado y el futuro.
Igual de importantes se antojan los constantes juegos especulares, las miradas tras las ventanas, los dobles reflejos que nos permiten observar las ausencias, las distorsiones sentimentales de los protagonistas, y una vez más ese tiempo que aparece borroso, difuminado, que se escapa constantemente y al que los personajes se aferran, tratando de capturar un instante, un momento que se dibuja en forma de flashback o de falso documental y que evapora en una iluminación de tonalidades verdosas, símbolo de lo irreal, de lo perecedero, lo transitorio. (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El cineasta taiwanés no pretende pues realizar un remake de la obra de Lamorisse sino que usa el globo casi como un Mcguffin, como la excusa que le permite trazar una crónica sentimental sobre el arte cinematográfico y sobre el paso del tiempo. Casi se puede adivinar que el hilo del globo no deja de ser la cuerda que Hsiao utiliza, como el maestro de marionetas del film, para trazar un ensayo sobre la vida, para manejar a sus personajes con la delicadeza y sensibilidad adecuadas, sin dejar de recordarnos en todo momento que la pretensión de verismo está fuera de lugar, que lo que vemos es una mera estilización poética de la verdad.
Sí, puede que París no sea tan romántica ni idealizada, ni los niños tan puros en su inocencia, ni las madres tan comprensivas en su dolor y tan afectuosas en el perdón, ni los globos sean tan rojos y tengan una vida propia y sin embargo el gran triunfo es que todo ello nunca fue más real, más creíble y por tanto más emocionante. Y mientras, el globo rojo prosigue su viaje…..
Sí, puede que París no sea tan romántica ni idealizada, ni los niños tan puros en su inocencia, ni las madres tan comprensivas en su dolor y tan afectuosas en el perdón, ni los globos sean tan rojos y tengan una vida propia y sin embargo el gran triunfo es que todo ello nunca fue más real, más creíble y por tanto más emocionante. Y mientras, el globo rojo prosigue su viaje…..