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España España · Salamanca
Voto de La Maga:
9
Drama Ambientada en 1953, narra el enfrentamiento real que, en defensa del periodismo independiente, mantuvieron el famoso periodista y presentador de la CBS Edward R. Murrow (David Strathairn) y su productor Fred Friendly (George Clooney) contra el poderoso senador anticomunista Joseph McCarthy, hecho que determinó el final de la "caza de brujas". (FILMAFFINITY)
24 de diciembre de 2006
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dos películas le han bastado a George Clooney para acrecentar celos y envidias. A su éxito evidente y justificado entre personas de ambos sexos, habrá que sumar a partir de ahora su faceta como director. Con cintas como Buenas noches, y buena suerte, el futuro del cine USA queda asegurado, y se confirma una tendencia: cada vez son más los actores que, ante la escasa calidad de los guiones que reciben, deciden llevar a cabo sus propios proyectos. Se lo agradecemos.

Uno puede pensar que con Confesiones de una mente peligrosa, George Clooney apostaba sobre seguro al apoyarse en un guión del cotizado Charlie Kaufman (Cómo ser John Malkovich), pero gracias a un gran manejo del sarcasmo, conseguía salir airoso del milagroso equilibrio entre comedia y drama. Incómoda, llena de vaivenes, ya revelaba ambiciones estéticas y una temática poco complaciente. La verdad y el espejismo le servían para reflexionar sobre la importancia del otro en nuestras aburridas existencias, denunciar la televisión basura y el terrorismo de Estado. Casi nada. Su estilo recordaba a los Coen y a Soderbergh, y aunque caía en el exceso repetidamente, su espíritu se acogía más al cine independiente que al comercial. El cartoon humano de esta paranoica ficción recayó en Sam Rockwell, que aprovechó la ocasión para realizar la mejor interpretación de su carrera hasta la fecha.

Ahora, de la mano de de unos espléndidos David Strathairn y Frank Langella, elogia, con aire de fábula, el espíritu independiente de un periodismo que todavía creía en su función educativa y resistía las presiones de los políticos y anunciantes. Íntima en su manufactura – el blanco y negro aleja toda retórica -, épica en su significado, el discurso es rico, conciso, exacto, objetivo, como la profesión. Señala, a partir de una atmósfera melancólica y nostálgica (jazz y cigarrillos), las fallas del sistema para mejorar su salud ideológica. Buenas noches, y buena suerte supone una victoria de la decencia, las libertades y los derechos civiles frente a la fantasiosa caza de brujas de McCarthy. Con un riguroso material de archivo y un montaje basado en réplicas y contrarréplicas, sin más emoción de la necesaria, Clooney aísla tanto a sus personajes, que nuestra implicación emocional corre el peligro de evaporarse, pero es esta falta de modestia la que acaba por descubrirnos la discreción de un talento genuino que habrá que seguir con expectación.
La Maga
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