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España España · Badajoz
Voto de Weis:
5
Drama Ray Tierney (Edward Norton) es un detective del departamento de homicidios; tres generaciones de su familia han sido policías en Nueva York. Un día le asignan un caso en el distrito controlado por Francis Tierney Jr. (Noah Emmerich), su hermano mayor. A medida que pasa el tiempo, Ray comienza a sospechar que la corrupción afecta a todos sus compañeros, incluido su gran amigo Jimmy Egan (Colin Farrell). (FILMAFFINITY)
13 de enero de 2009
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pride & Glory circula por un sendero demasiado conocido. Y el problema de caminar por él es que no importan mucho los nombres propios que intervergan, porque todo se siente excesivamente familiar.
Desde su exordio hasta su vulgar desenlace, no aporta nada nuevo a su discurso.
La relación de los compañeros policias, uno retraído y el otro rebelde, ya se muestra poco comunicativa de nuevas fuentes (hago con ello referencia a la clara similitud con Arma Letal, por ejemplo). Como ya digo, su tesis discursiva sobre la corrupción interna, desmantelamiento de redes de camellos, disputas familiares, etc, ya no genera mas interés que un simple entretenimiento. Cuando escuchas por primera vez una palabra imponente y conoces su significado, te congratulas de almacenarla en tu vocabulario. Pero si repites esa palabra muchas veces, va reduciendo el interés que antes suscitaba, como si perdiera su potente significado. Algo así ocurre con el argumento de "Cuestión de honor".
Hablando de sus actuaciones, esta vez no han dejado lucirse a Norton como debería, o al menos como venía haciéndolo hasta ahora. Farrell le pone ganas, y por momentos no resultan en vano, pero con ese guión que busca pretensiones trilladas, dar lecciones morales con ese arrepentimiento tan chirriante (claramente digo falso), sus esfuerzos se hunden y no hay flotadores para sujetarse. Luego está el sorprendente protagonismo que le dan a Noah Emmerich, que durante sus intervenciones confunde actuar con fuerza y vivacidad, con dar gritos y gestos amenazantes cada dos por tres.
Los dramas morales internos desvarían del contexto en que circula el filme (innecesaria la enfermedad de la mujer de Emmerich. O ha sido para cambiar algo del esquema convencional, o para conseguir un metraje algo mas alargado, también a modo habitual).
La realización de O' Connor transcurre algo tosca: la utilización de la cámara en mano resulta a ratos efectiva, a ratos mareante y grosera, aunque tiene el suficiente talento bruto como para transitar un pulso que decae y se recupera cada cierto tiempo.
Farrell ya se puede dar por satisfecho por haber recibido el Globo de Oro (por la otra película que estrenó, está claro), y Norton no debería preocuparse en demasía. A fin de cuentas, todo talento suele tener un borrón en su amplio y exitoso historial.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Weis
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