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Voto de Caith_Sith:
9
Drama. Romance Hong Kong, 1963. Un joven sastre se enamora de la seductora Srta. Hua (Gong Li) la primera vez que toma las medidas de su sensual cuerpo. A lo largo de los años, el sastre permanece leal a ese amor sin esperanza. Mientras tanto la Srta. Hua se enfrenta a tiempos difíciles. (FILMAFFINITY)
30 de noviembre de 2011
34 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Superlativo trabajo de Wong Kar-Wai que supone casi sin ninguna duda la sublimación de su estilo, su obra más compacta (en relación calidad-duración) y un verdadero poema que gira en torno al amor platónico e imposible desde una posición en la que la esperanza se vislumbra a través de una realidad deformada, capturada mediante los reflejos un espejo. Ambientado en los 60, se nos cuenta en un flashback la historia de una prostituta y su sastre a través del tiempo, siendo el primer encuentro entre ambos algo que les marcará de por vida.

Ella, una mujer refinada que aspira a encontrar un marido entre sus clientes para prolongar su buena vida, está interpretada magistralmente por la bellísima Gong Li, que se muestra más frágil y magnética que nunca (por difícil que pueda parecer). Él es un aprendiz de sastre que descubrirá el amor de la forma más insospechada, interpretado sólidamente por Chang Chen. Ambos sustentan esta historia de amor con una fuerza alucinante pero lo más sorprendente de todo no es que su entrega sea total sino que sea limpia, pura. Siendo "La mano" (The Hand) un trabajo realizado para el recopilatorio Eros (formado por tres mediometrajes eróticos) sorprende la sutileza del realizador, que no muestra ni un sola escena de desnudos en todo el metraje. Es así un film sobre el erotismo, con un par de escenas realmente intensas (la que da nombre a la película, sobre todo) pero que no se queda en la superficie para ir todo lo lejos que puede. Trágica y hermosa, esta pequeña Obra Maestra habla y habla a través de sus imágenes, de los silencios y los detalles, y permite al espectador unirse a sus personajes creando un vínculo inmediato con ellos.

La dirección de Wong Kar Wai es superlativa (atención a esos planos secuencia, los travellings -que funcionan como herramienta emocional- o al uso de los reflejos) y la fotografía de Christopher Doyle, como no podía ser de otra forma, es sencillamente soberbia. La partitura de Peer Raben acaba por redondear un trabajo de poco más de cuarenta minutos que emociona y enamora, que nos mete dentro de la pantalla y nos azota, quedando finalmente grabado a fuego en la memoria. Decir que es lo mejor de "Eros" es subvalorarla porque es, además, una obra clave para entender al completo la filmografía de su director (una de las figuras claves del cine de las últimas dos décadas), mucho más que un simple encargo; puro WKW y puro Doyle. En resumen: una cita obligada para todos los amantes del buen cine. Maravillosa.
Caith_Sith
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