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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
6
Drama Crónica de la rutina diaria de la unidad infantil del Departamento de Policía de París: abusos a menores, conflictos familiares, niños carteristas, violaciones, sexo precoz... Fred, un policía rebelde, se enamora de Melissa, una fotógrafa nombrada por el gobierno para colaborar con este cuerpo policial. Ella se encuentra dividida entre Fred, y el violento mundo en el que vive diariamente, y Lino, su rico e infiel esposo. (FILMAFFINITY)
10 de febrero de 2012
21 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera imagen que viene a la cabeza sobre “Polisse” es la de Maïwenn Le Besco recogiendo su Premio del Jurado en el pasado Festival de Cannes entre sollozos y prácticamente ininteligibles palabras. Un reconocimiento no exento de polémica porque muchas reacciones tras ver su filme allí no fueron precisamente positivas. Se le acacharon problemas de forma con sus parecidos razonables a “La clase” de Laurent Cantet y “Ley 627” de Bertrand Tavernier. Y esa forma precisamente hace que tal vez los méritos de su fondo no salgan a flote correctamente. La mirada es pretendidamente documentalista y la propia Maïwenn Le Besco se reserva un papel como fotógrafa que sigue a esa unidad del Departamento de Policía de París especializada en menores. No obstante, la directora y escritora del filme cita como referencia los documentales de Virgil Vernier sobre la policía.

¿Qué interesa de un departamento que tiene que lidiar con violencia sexual, explotación, malos tratos, etc. con menores? Ser parte de ellos en ese día a día conlleva enfrentarse a casos escabrosos y momentos extremadamente duros pero el humor se convierte en la única arma que encuentra la unidad para combatir con la miseria humana a la que se enfrentan en su jornada de trabajo. Es un proyecto valiente y arriesgado aunque con referentes obvios. Maïwenn Le Besco ha trabajado con completa libertad investigando y creando posibilidades en la historia (en una de ellas se convertían en policías corruptos y cometían un atraco huyendo a Las Vegas). Con las posibilidades que le ofreció el seguimiento a ese reparto coral se completaron 150 horas de material rodado listo para montar, que fueron reducidas a poco más de dos.

Ese diario nos mete de lleno en ese día a día de unos policías pero también pone rostros a víctimas y verdugos. El punto de vista también establece en algunos casos un previo a modo de incursión en los hechos para después pasar a su lado documentalista y enfrentar los testimonios frente a la cámara en los interrogatorios. Realmente el trabajo de esos policías es ese… No existe una conexión posterior con los verdugos o víctimas, simple desconexión para no acabar hospitalizados por depresión terminal. Meramente trabajan en numerosos casos de manera rápida y la involucración personal no tiene cabida; el espectador, al igual que los protagonistas, queda excluido de esa otra historia posterior que vivan los denunciantes y denunciados.
El grupo es retratado como un clan y se juega mucho en el guión con la práctica imposibilidad de conciliar la vida personal y familiar. Presenciamos cómo dan todo lo mejor de sí para poder ejercer lo mejor su profesión y ser unos anónimos héroes del día a día (dejando lo peor, salvo roces, para su vida privada). Reciben, eso sí, cierta incomprensión social e incluso palos secos desde sus superiores. Son también las víctimas del silencio y merecían una película tan honesta como la que les brinda Maïwenn Le Besco.
Maldito Bastardo
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