A Spike Lee (Atlanta / 1957) ya lo conocemos. Cuatro décadas de una extensa filmografía donde sus notables dotes como narrador corren parejas a su activismo político en favor del nacionalismo negro. En sus resultados fílmicos hay de todo y para todos los gustos. Ahora regresa en el 2018 con dos propuestas que han tenido desigual aceptación "Pass Over" y esta que ha tenido mejor suerte basada en el libro de Ron Stallworth sobre sus experiencias como agente de policia infiltrado en el KKKlan a finales de los 70.  Con toques de comedia y no exenta de tensión Lee nos retrotrae a una época donde los "Panteras Negras"estaban escindidos e inoperantes  y el llamado "Ejercito Negro de Liberación" optaba por la lucha armada. Poco o nada nos cuenta Lee de ello excepto que todos los negros que aparecen son guapos, molones y "fashion". Los blancos son feos, palurdos, tarados, represores y o son polis o pertenecen al Klan. No hay termino medio.

Desde la tolerancia cero con la discriminación racial que siguen sufriendo los humanos de raza negra (no solo ellos por supuesto), cabe y debe ejercerse una denuncia contundente y el cine es un buen medio para ello, pero hacerlo de forma tan extrema, burda y panfletaria como lo hace Lee en este caso, no creo que ayude mucho a la labor. A parte de alegrarnos de que Stallworth y su equipo se la metieran doblada al Klan, poco más. El odio, el racismo y la discriminación de todo tipo siguen vigentes en esta nueva etapa de populismos y de crisis de valores a nivel mundial, como se encarga de subrayar Lee en la coda final. Hay que estar alerta, pero también hay que denunciarlo mejor .

Por último resaltar el buen hacer de secundarios como Paul Walter Hauser y Jasper Pääkkönen en sus roles de miembros fanáticos del Klan.

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