Desde su estreno en cines, no había vuelto a ver ‘Moonrise Kingdom’, película de la que guardaba un grato recuerdo. EL otro día, decidí recuperarla en formato doméstico, gracias al buen sabor de boca que me dejó la revisión de ‘El Gran Hotel Budapest’ y la maravilla que me pareció ‘Isla de Perros’. Gracias a esto, confirmo mi teoría de que hay ciertas películas que hay que verlas por segunda vez para apreciarlas completamente.

Con el indiscutible “toque Anderson” (las imágenes, la luz, la estética, los colores), el bueno de Wes nos presenta la historia de dos inadaptados enamorados, el ingenioso Sam y la observadora Suzy, que deciden escaparse juntos de la forma más imaginativa posible para vivir su romance en una paradisíaca playa.

A su alrededor, un completo grupo de adultos (brillantemente dirigidos) amargados, inadaptados y acomplejados que les pondrán dificultades: el policía del pueblo, los abogados padres de ella o el jefe de los Scoutts que a ratos es profesor de matemáticas.

Todos los componentes están aderezados con buen humor, originales escenarios y la maravillosa música de Alexandre Desplat. Al guión no le falta epicidad, pues parece que hasta la naturaleza se erige en contra de este “amor prohibido”.

‘Moonrise Kingdom’ es una preciosidad. No la dejéis pasar por alto. Lo dice alguien que la ha descubierto por segunda vez.

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