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Voto de david panadero moya:
7
Drama Cuando Isabel I Tudor (1558-1603), hija de Enrique VIII y Ana Bolena, se convierte en reina de Inglaterra y cabeza de la Iglesia Anglicana, tropieza con la oposición de los católicos, que consideran que la legítima heredera del trono inglés es su prima María Estuardo (Vanessa Redgrave), la católica reina de Escocia. Tras el triunfo de los protestantes escoceses, María se ve obligada a abdicar en favor de su hijo Jacobo. Poco después, ... [+]
1 de octubre de 2012
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia de Inglaterra y Escocia, dos tierras unidas por la geografía pero largo tiempo separadas, ha proporcionado algunos de los relatos y personajes más interesantes que han servido de inspiración para el imaginario popular, la literatura, la pintura y como consecuencia el cine en épocas más recientes. Ya en las obras de Shakespeare, mundialmente conocidas, crueles tramas se consumaban entre los monarcas y demás nobles de la corte de años anteriores, antecesores de la dinastía reinante en el trono inglés, los Tudor, con Enrique VIII y su hija Isabel I como figuras primordiales. En Escocia también ostentaba el poder una rama de esta emblemática familia. Cuando nació en esas tierras María Estuardo se convirtió desde la cuna en reina de los escoceses, y luego, aunque por poco tiempo, por matrimonio en reina consorte de Francia. Esta importante herencia y su fe católica hicieron que a ojos de los demás creyentes, y a pesar de la instauración de Isabel como reina, ella fuera la legítima heredera de una Inglaterra protestante desde hacía ya algunas décadas. La lucha por quién mantendría el poder en la isla soportando toda la presión y las conspiraciones marcó la vida de estas dos mujeres para la posteridad y fue un símbolo del enfrentamiento entre dos religiones. Muy diferentes entre ellas, son los dos pilares que soportan la trama de este drama histórico.
María es una de las mujeres más hermosas de su época, pasional y cortesana, que pasó sus años más felices en Francia. Sin grandes conocimientos en política se dejó llevar por unos consejeros inadecuados y tomó numerosas decisiones erróneas a lo largo de su vida que marcaron su final, las principales relacionadas con la reina inglesa o con su rey consorte Henry.
Isabel, pasó parte de su infancia encerrada hasta la muerte de su hermana María y accedió a un trono que nunca compartiría con ningún hombre, pasando a ser a Reina Virgen que llevó a sus dominios a una época de gran esplendor, gracias a su sabiduría, dedicación y autoridad.
Como encarnación de estas dos soberanas, todo el peso de la trama recae en un par de actrices inglesas de primera categoría y con carreras en alza a principios de los años 70: Vanessa Redgrave en el papel de Maria y Glenda Jackson como Isabel I. Redgrave hace uno de sus mejores trabajos, favorecido por su porte (ya que la reina era bastante alta) su serena belleza y su matizada interpretación. Por su parte, Jackson muestra a una Isabel con gran poder, dignidad y una mente prudente y calculadora propia de su personaje. Francamente me han parecido dos opciones perfectas para sus respectivos papeles.
La fotografía, el maravilloso vestuario y los escenarios que nos transportan hasta el Renacimiento complementan y ambientan una trama tratada muy correctamente. Película nominada a varios premios de la Academia norteamericana en 1972, entre ellos una merecida nominación como actriz principal para Redgrave. Magnífica elección si te gustan los dramas de época y la historia del Reino Unido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
david panadero moya
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