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Voto de Txarly:
10
1994
David Crane (Creador), Marta Kauffman (Creadora) ...
8,2
143.135
Serie de TV. Comedia
Serie de TV (1994-2004). 10 temporadas. 236 episodios. "Friends" narra las aventuras y desventuras de seis jóvenes de Nueva York. Rachel (Jennifer Aniston), Monica (Courteney Cox), Phoebe (Lisa Kudrow), Ross (David Schwimmer), Chandler (Matthew Perry) y Joey (Matt LeBlanc) forman una unida pandilla de amigos que viven en Manhattan y que suelen reunirse en sus apartamentos o en su bar habitual, el Central Perk. A pesar de los numerosos ... [+]
26 de septiembre de 2008
307 de 372 usuarios han encontrado esta crítica útil
No soy muy partidario de que Filmaffinity añada el mundo televisivo en sus secciones de la página. La televisión agrede al cine y la considero un "arte" que con el tiempo desaparecerá. Lo discutí con Pablo Kurt y eligió pistolas. Yo sable. Le devolví el balazo de un mandoble y la bala rebotada terminó con su padrino mientras la hoja rota de mi estoque viró en un giro imposible y decapitó al mío. Es decir, no hay manera de que las series televisivas se eliminen de esta noble página.
Realizar una crítica sobre una serie de televisión se convierte a menudo en esta web en un ejercicio cachondo y mordaz para ver quién es más cabrón (sobre todo si la serie es española). Por allí danzan las grandes críticas de soieldani, por mentar al usuario que ahora mismo me viene a la cabeza, escurridizo y esporádico miembro de la página con el que poder deleitarse observando como carga sin piedad contra sus demonios interiores mientras los demás nos partimos los huesos de risa. Es lo que tiene la televisión: un bajo coste, guiones a menudo absurdos y pseudoactores que viven a cuerpo de rey porque un día les tocó la lotería de integrarse en el proyecto de algún publicista vicioso y transtornado.
Incluso genios de esta página han realizado sus pinitos en el campo televisivo. Uno de ellos, el amigo Pas, nos regaló una de sus críticas más destructivas aunque ojo!!, mejores que se han escrito sobre nuestros amigos neoyorquinos. La atacaba con brío y argumentos, alejada del estilo destroyer que tanto nos agrada. Y es doloroso si eres fan de la serie descubrir como la mayoría de amigos y almas gemelas le otorgan valores muy inferiores al tuyo.
Lo duro es defenderla cuando ya ha caducado e intentar transimitir sus valores antes de que el spoiler te devore o Pablo Kurt te acierte con su magnum entre ceja y ceja.
Adoro las risas enlatadas.
Me encantan, me vuelven loco.
Olvido la tristeza cuando escucho a la gente reír.
Revitalizan, me desestresan.
Esté al tanto o no de lo que la caja tonta vomita a cada momento, cada vez que oigo una risa enlatada me giro y fijo los ojos en la pequeña pantalla. Y casi siempre respondo igual: "mierda, no son las risas enlatadas de Friends." Conozco esas interminables y repetitivas risas como si fuesen propias, ya que al escucharlas se funden con la mía dibujando en el éter un binomio indisoluble.
La principal virtud de Friends es contemplar temporada tras temporada como el personaje se ha impuesto al actor, se ha disfrazado de él y ha absorbido lentamente el cuerpo del que se alimentaba, es decir, la mimetización gradual de la imaginación sobre los sujetos pensantes.
Hablando en plata: actores que dieron lo mejor de sí mismos en un momento puntual de sus vidas y que otorgaron credibilidad a unos personajes en principio dispuestos para el sacrificio. Levantaron el match ball del episodio piloto y de la primera temporada vendiendo su alma al personaje para conseguir la mejor comedia televisiva de todos los tiempos.
Realizar una crítica sobre una serie de televisión se convierte a menudo en esta web en un ejercicio cachondo y mordaz para ver quién es más cabrón (sobre todo si la serie es española). Por allí danzan las grandes críticas de soieldani, por mentar al usuario que ahora mismo me viene a la cabeza, escurridizo y esporádico miembro de la página con el que poder deleitarse observando como carga sin piedad contra sus demonios interiores mientras los demás nos partimos los huesos de risa. Es lo que tiene la televisión: un bajo coste, guiones a menudo absurdos y pseudoactores que viven a cuerpo de rey porque un día les tocó la lotería de integrarse en el proyecto de algún publicista vicioso y transtornado.
Incluso genios de esta página han realizado sus pinitos en el campo televisivo. Uno de ellos, el amigo Pas, nos regaló una de sus críticas más destructivas aunque ojo!!, mejores que se han escrito sobre nuestros amigos neoyorquinos. La atacaba con brío y argumentos, alejada del estilo destroyer que tanto nos agrada. Y es doloroso si eres fan de la serie descubrir como la mayoría de amigos y almas gemelas le otorgan valores muy inferiores al tuyo.
Lo duro es defenderla cuando ya ha caducado e intentar transimitir sus valores antes de que el spoiler te devore o Pablo Kurt te acierte con su magnum entre ceja y ceja.
Adoro las risas enlatadas.
Me encantan, me vuelven loco.
Olvido la tristeza cuando escucho a la gente reír.
Revitalizan, me desestresan.
Esté al tanto o no de lo que la caja tonta vomita a cada momento, cada vez que oigo una risa enlatada me giro y fijo los ojos en la pequeña pantalla. Y casi siempre respondo igual: "mierda, no son las risas enlatadas de Friends." Conozco esas interminables y repetitivas risas como si fuesen propias, ya que al escucharlas se funden con la mía dibujando en el éter un binomio indisoluble.
La principal virtud de Friends es contemplar temporada tras temporada como el personaje se ha impuesto al actor, se ha disfrazado de él y ha absorbido lentamente el cuerpo del que se alimentaba, es decir, la mimetización gradual de la imaginación sobre los sujetos pensantes.
Hablando en plata: actores que dieron lo mejor de sí mismos en un momento puntual de sus vidas y que otorgaron credibilidad a unos personajes en principio dispuestos para el sacrificio. Levantaron el match ball del episodio piloto y de la primera temporada vendiendo su alma al personaje para conseguir la mejor comedia televisiva de todos los tiempos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Friends respalda la faraónica interpretación de su equipo de actores con la máxima por excelencia: la idea escrita o guión. Su principal acierto durante más de doscientos capítulos se basa en las relaciones sentimentales y/o guerreras entre el hombre y la mujer. Todas las variantes se han tocado y opino que los que han visto la serie parcialmente o en su totalidad, nos hemos sentido identificados en algún momento puntual con alguno de sus personajes. Al fin y al cabo, la idea original perseguía un retrato honesto del amor y de la vida lo más creativo y divertido posible.
Aunque si intentamos ser justos con una serie tan extensa como una década, sería absurdo afirmar que no se vició de su propia fama o que los roles primitivos de los personajes fuesen los más adecuados. Se le achaca, no sin cierta razón, aunque olvidando alegremente el factor ficticio de una obra que aspira a dibujar la realidad de los jóvenes que viven en esa franja de la vida, la imposibilidad de subsistir en el centro de Manhattan con algunos sueldos y salarios que por ahí pululan. También que únicamente dos personajes de los seis (Fibi y Joey) reflejaran con cierta verosimilitud a la baja burguesía de la gran manzana y los otros cuatro tuvieran el sustento asegurado a pesar de la independencia económica de la que presumían sobre sus progenitores. O cómo no, el acercamiento en muchas ocasiones superficial y desbocado hacia miembros del sexo contrario.
Claro que tiene fallos. Y quién no se ríe sino que sonríe con Friends los encontrará más a menudo y de mayor rango. Y a pesar de la fantasía que supone la relación entre Rachel y Ross, no puedo evitar entristecerme o alegrarme cuando los vaivenes de la vida los vuelven a unir o a separar. Y no puedo sino elogiar, la apabullante lección de amistad lejos del entorno familiar que 6 personajes nos brindaron en aquellos años, como si en cada capítulo nos dijeran... tú también puedes encontrar con quién ser feliz. No estás solo. Y eso, en los egoístas tiempos en que vivimos... me parece muy grande. Grandísimo.
¿Mi favorito? Chandler, sin duda.
Aunque si intentamos ser justos con una serie tan extensa como una década, sería absurdo afirmar que no se vició de su propia fama o que los roles primitivos de los personajes fuesen los más adecuados. Se le achaca, no sin cierta razón, aunque olvidando alegremente el factor ficticio de una obra que aspira a dibujar la realidad de los jóvenes que viven en esa franja de la vida, la imposibilidad de subsistir en el centro de Manhattan con algunos sueldos y salarios que por ahí pululan. También que únicamente dos personajes de los seis (Fibi y Joey) reflejaran con cierta verosimilitud a la baja burguesía de la gran manzana y los otros cuatro tuvieran el sustento asegurado a pesar de la independencia económica de la que presumían sobre sus progenitores. O cómo no, el acercamiento en muchas ocasiones superficial y desbocado hacia miembros del sexo contrario.
Claro que tiene fallos. Y quién no se ríe sino que sonríe con Friends los encontrará más a menudo y de mayor rango. Y a pesar de la fantasía que supone la relación entre Rachel y Ross, no puedo evitar entristecerme o alegrarme cuando los vaivenes de la vida los vuelven a unir o a separar. Y no puedo sino elogiar, la apabullante lección de amistad lejos del entorno familiar que 6 personajes nos brindaron en aquellos años, como si en cada capítulo nos dijeran... tú también puedes encontrar con quién ser feliz. No estás solo. Y eso, en los egoístas tiempos en que vivimos... me parece muy grande. Grandísimo.
¿Mi favorito? Chandler, sin duda.