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España España · El puerto de Santa Maria,Cadiz
Voto de Nachogf:
7
Drama En 1915, Camille Claudel (Juliette Binoche) es internada por su familia en un asilo de enfermos mentales al sur de Francia. Ya no volverá a esculpir, pero espera siempre la visita de su hermano, el escritor Paul Claudel. Fue rodada en un manicomio, donde Binoche actuó rodeada de auténticos pacientes con problemas mentales. (FILMAFFINITY)
18 de noviembre de 2013
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Existen directores que deciden dejar todo el peso de su filme, no en la dirección, sino en las interpretaciones, es éste el caso de lo anterior En Camille Claudel, 1915 tenemos a Bruno Dumont en la dirección y a la actriz Juliette Binoche como eje de la película y principal soporte de la misma. Juliette interpreta a Camille Claudel, escultora que no podrá ejercer más por culpa de su familia, que la encierra en un manicomio.

El trabajo realizado por Juliette interpretando es magnífico y está realizado de una forma impecable. Cada primer plano, cada plano sostenido, nos transmiten los sentimientos del personaje. Un simple gesto o una mirada al infinito son claramente el espejo del alma de Camille. Desaparece la actriz y se vuelve el personaje.

El film llega a ser una auténtica película de terror, emanando de Freaks se basa en la utilización de personajes reales para causar tensión no solamente a la protagonista, si no también al propio espectador. Algunas escenas llegan a ser un portento en atmósfera y tensión, aunque a juzgar por los ronquidos de algunos compañeros de prensa me atrevería a decir que no todos estamos de acuerdo en ésta aspecto.

La cinta resulta magnífica durante su primera hora, hasta la aparición de Paul, hermano de Camille. Noto su creación como personaje innecesario que el director expone durante demasiado tiempo al espectador cuando, realmente, se trata de un personaje que sólo mantendrá contacto directo con nuestra protagonista durante los últimos diez minutos. Algunos defienden la idea de mostrar la visión de los dos personajes para enseñarnos así su realidad completa. Yo propongo, entonces, que en vez de empezar la película directamente en el manicomio se diese una perspectiva anterior de sus relaciones, ya sea con Rodin o con Paul, o que, al final, en vez de contar en un texto como acaba nuestra protagonista, enseñárnoslo de manera más explícita. Dumont debió decidir si quería hacer sentir al espectador como Camille creando un ambiente de tensión pero íntimo o si por el contrario prefieres quedarte con una historia narrada desde todos los puntos de vista y de un modo más tradicional, clásico. Ésta es la única pata que flojea en esta película que, sin duda, se erige como una obra impresionante que habla de cómo el artista, aun abatido por no poder desarrollar su arte, mantiene la esperanza de, al final, volver a crear.

Crítica original: http://www.lallaveazul.com/2013/11/conexion-seff-folman-fascina-y-binoche.html
Nachogf
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